Inflación

Crisis energética y estanflación: la necesaria contribución de la medicina preventiva

Combinado con el ejercicio y una dieta sana, la medicina preventiva puede mejorar la salud de la población y ahorrar muchos recursos a la sanidad pública

Este es el primer verano sin excesivas restricciones en el mundo occidental. Exceptuando los hospitales, residencias de personas mayores y el transporte público, los europeos y estadounidenses pueden trabajar, viajar y disfrutar del verano. Las tasas de desempleo están en mínimos históricos. El paro del 3,6% en EEUU equivale al pleno empleo y es una décima superior al de marzo de 2020, el más bajo en cincuenta años. El desempleo del Reino Unido (3,7%) a pesar de Brexit es el más reducido en medio siglo. El de la UE (6,1%) y eurozona (6,6%) también es un récord. En muchos sectores no se encuentra a personas cualificadas. España desgraciadamente es el «farolillo rojo» en la UE con un 13,1% de desempleo. Pero en las Comunidades Autónomas más ricas y en las ciudades falta personal en el sector transportes (aerolíneas, aeropuertos, estaciones de trenes, metros, autobuses, conductores de camiones), energético, sanitario y limpieza urbana. Anuncios nacionales ofreciendo 1600 euros para ser portero de una finca e incluso falta de camareros no son anécdotas. Algunas de las ayudas aprobadas por el gobierno español son razonables, como la rebaja del IVA sobre la electricidad o la subvención de veinte céntimos por compra de carburante. Pero otras contribuyen a una sensación de euforia que pasará factura a la vuelta de las vacaciones.

El Banco Central Europeo, a diferencia de la Reserva Federal (Fed), tardó mucho en subir tipos. Finalmente lo hizo el 21 de julio a pesar de una inflación del 8,6% en la eurozona. Sus principales facilidades de crédito estaban por debajo o alrededor del 0%. El BCE no puede resolver los cuellos de botella en las cadenas de producción y distribución de bienes y servicios a nivel global. Tampoco puede poner fin a la guerra en Ucrania. El BCE teme una recesión si eleva los tipos de manera más agresiva. La Fed ha incrementado sus tipos en 2022 ya en tres ocasiones y lo hará nuevamente el 27 de julio con un alza de 75 puntos básicos o incluso un punto y en septiembre si es necesario. Las familias de clase media deben elegir entre los ingresos (y ahorros) que se gastan en alimentos, energía (gasolina, diésel, electricidad) y vivienda (alquiler o hipoteca).

El Consejo de Ministros aprobó en mayo un plan de ahorro y eficiencia energética que se podría imponer al sector privado y hogares si Vladimir Putin continúa utilizando el corte del gas natural a Europa como arma para proseguir su invasión de Ucrania. Prevé temperaturas entre 19 y 27 grados, el fomento del teletrabajo, del trabajo a distancia y del transporte público, y la restricción de la iluminación exterior de edificios hasta un 50% de su nivel habitual. La iluminación de las fachadas de los edificios, monumentos, infraestructuras, comercios y rótulos se apagaría a la una de la madrugada. Si la clase política, élites económicas y los famosos cumplieran en sus vidas con dicha austeridad, quizás se podría pedir tanto sacrificio a las empresas privadas, comercios y población.

En cualquier caso, hay un sector crucial para el bienestar de toda la población que requiere más innovación: el sanitario. Nuevas variantes de Ómicron se extienden por Asia. En España, el copago para los medicamentos recetados es de entre 40-60% para los trabajadores (según su renta) y también de 40-60% para los pensionistas con máximos mensuales. Quedan excluidos de pago los desempleados sin prestación, personas con una pensión no contributiva y los que perciben la renta mínima. La esperanza de vida en España (83,61 años) es superada solamente por la de Hong Kong (87,8), Japón (84,6), y empata prácticamente con la de Suiza (83,8) y Singapur (83,66). Pero España tendrá como mínimo un déficit público del 5,3% a finales de año (previsión FMI) y cerró 2021 con una deuda pública del 118% del PIB (€ 30.090 por habitante). Debemos seguir cumpliendo los criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE para recibir sus ayudas. Por ello España debe apostar por complementar su sistema actual de sanidad pública y universal con una medicina preventiva y personalizada que ya se practica en Francia, Bélgica y EEUU. Es comprensible en cierta medida que los usuarios no adquieran productos no recetados y no cubiertos por la sanidad pública. Pero la tecnología permite desplegar instrumentos como mapas genéticos o pruebas de ADN por saliva. Así se puede determinar la propensión o predisposición a padecer enfermedades como el cáncer, diabetes, cardiovasculares, Alzheimer o Parkinson. Permite asimismo recomendar e incluso exigir tratamientos, dietas, complementos vitamínicos, minerales (hierro, magnesio, calcio) que las prevengan. Combinado con el ejercicio y una dieta sana, la medicina preventiva puede mejorar la salud de la población y ahorrar muchos recursos a la sanidad pública en tratamientos caros cuando la enfermedad ya se sufre. El pico glucémico puede evitar la diabetes y obesidad y diagnosticar una situación prediabética. Personas con estas condiciones son además más vulnerables a Covid-19 y futuras pandemias. Multinacionales como Pranarom, Solgar y Avogel desde hace años suministran productos de medicina preventiva. Se trata ahora de integrarla en una ambiciosa estrategia para nuestra sanidad pública y la de nuestros socios comunitarios.|Dr. Alexandre Muns Rubiol. Profesor, EAE Business School.