España vaciada
Con el nacionalismo no se atreven
Hay que descentralizar, pero no llevando organismos a la España vaciada, sino al País Vasco y Cataluña, donde más necesaria es la presencia del Estado
La idea de nuestro timonel de descentralizar el Estado llevando instituciones fuera de Madrid está bien, pero se ha olvidado de lo que de verdad es importante. Donde hay que trasladar organismos, más que a la España vaciada, es al País Vasco y Cataluña. Solo que eso parece no gustarle tanto a Sánchez. O no se atreve, pues a ver quién es el guapo que le dice a Urkullu: mira, Íñigo, hemos pensado que te vamos a poner en Vitoria el Ministerio del Interior, la Federación Española de Fútbol en Bilbao y la Dirección General de la Guardia Civil en San Sebastián. No es seguro que tal idea sea del agrado del lendakari, y no digamos ya de Pere Aragonès, convencidos como están ambos de que hasta los delegados del Gobierno deben desaparecer de sus territorios.
La gran oportunidad viene ahora que varias ciudades se disputan la sede de la Agencia Estatal para la Salud. Lo normal sería que estuviese en Madrid, por cercanía con el Ministerio de Sanidad y otras instituciones, aunque dada la alergia que Sánchez y sus ministros le tienen a la capital del Estado, fundamentada en el enfrentamiento que mantienen con Ayuso, se les podría ocurrir trasladar su localización a algunas de las capitales vascas o a Gerona, por ejemplo. Más que nada para que España no desaparezca de ambos territorios, como viene ocurriendo desde que los ejecutivos centrales de PP y PSOE se vieron en la necesidad de pactar con los nacionalistas. Suárez, Felipe, Aznar, Zapatero, Rajoy y ahora Sánchez han hecho casi siempre lo mismo. Y la realidad es que ya casi no hay Estado central en las nacionalidades históricas. Queda la delegación del Gobierno, gueto al que se reduce la presencia de España. Lo demás lo hemos ido transfiriendo a cambio de nada, desde prisiones a RENFE, pasando por transportes, educación, sanidad y turismo. Hoy apenas permanecen allí paradores y aeropuertos, aunque Sánchez ya estuvo tentado a ceder estos últimos a la Generalitat, lo que los convertiría en territorio al margen, como pasa con las carreteras, todas con terminología en catalán/euskera/gallego, como si la lengua española no existiera. La consecuencia sería que si aterrizas en El Prat y toda la cartelería está en catalán e inglés, pero no en castellano, el viajero concluye que no está en suelo español sino en un país diferente, que es lo que quieren.
De manera que llevar el Senado a Barcelona no sería mala idea, así al menos serviría para algo. Igual que algún Ministerio. Pero nuestro presidente no se atreve. Se les pone bravo Rufián y a ver quién aprueba los próximos decretos ley.
Hay que descentralizar, de acuerdo, pero sean valientes y lleven instituciones de España a Euskadi y Cataluña. Eso sí que sería una auténtica operación de Estado. Lo de la España vaciada huele a marketing electoral de la factoría de los migueles. La idea que tienen es hacer alguna cosa en Soria, Jaén o Cáceres para evitar nuevos casos de Teruel existe y robarle votos a Feijóo. Lo que no pasa de ser una mera ocurrencia. Si tenemos que trasladar a la España vacía la Agencia Estatal para la Salud, tendremos un problema de conectividad y transporte. No parece una idea muy brillante. Y mucho menos viable.
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