Isabel II

God Save the Queen

El mismo día que los católicos conmemoramos el nacimiento a esta vida de la «Reina de los Cielos y la Tierra», dejaba esta vida para someterse al juicio de su Hijo, la gran reina Isabel II. «Se ha hundido el puente sobre el Támesis», era la clave para anunciar el fallecimiento de la reina y el protocolo previsto para cuando se presentara ese inevitable momento; aunque no sucediera en Londres, sino en su residencia de Balmoral, no bañada por dicho río. Poco puede añadirse a lo ya conocido de una mujer que encarnó una institución, la Monarquía; un imperio, el británico; una comunidad, la Commonwealth; un reino, el Reino Unido, y una larga época de la Historia. Conocida ella y no solo ahora, a escasas horas de cumplirse «las previsiones sucesorias» –como se denominaba crípticamente similar acontecimiento en España en vida de Franco, para referirse a su fallecimiento– , sino durante esos «bíblicos 70 años» de su reinado. Su rica personalidad y todo su entorno familiar han sido y son protagonistas conocidos por una considerable parte de la opinión pública mundial que ha crecido con ella y siente su pérdida como algo que cierra una época de su propia vida.

La princesa Elisabeth no estaba llamada a reinar al nacer, al ser la tercera en el orden de sucesión a la Corona , pero la precipitada abdicación de su tío Eduardo VIII para casarse con la divorciada Wallis Simpson, sucedido por su padre –el inmortalizado tartamudo de la película «El discurso del Rey»– y su prematura muerte, interrumpieron sus idílicas vacaciones de 1952 en Kenya, para regresar urgentemente a Londres y ser coronada como Soberana del Reino Unido de la Gran Bretaña, Escocia y Gales. La ceremonia de su coronación fue la primera gran retransmisión televisiva global de la Historia, y todo apunta a que al final del duelo nacional , su funeral protagonice similar interés, superando al de Lady Di o el más reciente de su esposo el príncipe Felipe de Edimburgo. «El corazón tiene razones que la razón no entiende», y esa proximidad mediática y las series a ella dedicadas , la han convertido en alguien «como de la familia», que lamentan su muerte como tal. «La reina ha muerto , ¡Viva el Rey!», y su hijo el Príncipe de Gales, rey Carlos III, comienza a reinar con 73 años, que es de jubilación de la gran mayoría de los mortales, súbditos suyos o no. Supo SM Isabel II distinguir su gran «auctoritas» de su escasa «potestas», y ser imparcial –que no indiferente–, ante los grandes retos que tuvo que afrontar como reina, como esposa y como madre. «God Save the Queen».