Isabel II

La esquela de Isabel II: un arma cargada de futuro

Al primer hombre le hicieron un funeral, por eso casi nadie se pierde un entierro, por eso la Monarquía perdura por los siglos de los siglos

Me apropio, cultural y personalmente, del poema de Gabriel Celaya; me apropio sin permiso y porque me da la gana, para expresar lo que viene siendo la Monarquía casi desde que pintaron a los primeros reyes, un tangible espiritual sin el que no podemos avanzar tranquilamente. Si no fueran reyes serían otra cosa, pero ante algo que no cambia el humano siente, siento, la serenidad propia de la inmortalidad. De ahí que el protocolo, la costumbre inmutable para que nos entendamos mejor, alcance el valor de una plegaria.

En el momento en que colgaron de la verja de Balmoral, y del resto de residencias de la Reina, el anuncio de su muerte, escrito en un papel enmarcado, volvimos a ser ancestrales, como ángeles de la edad de piedra,mucho antes de que naciera la imprenta. La misión Artemis intenta salir, por el momento sin éxito, hacia la Luna para, desde allí, alcanzar Marte en un alarde de tecnología invisible, y, sin embargo, no hay nada más cierto, que lo que se escribe, que es algo antiguo y forma parte de la Liturgia humana, para hacernos saber lo qué pasa. Sin el anuncio a las puertas del castillo de la Reina, Isabel II sería una no viva, pero no una muerta, de la misma manera que sin la costumbre de la que antes hablaba todos andaríamos balanceándonos torpemente como un zombi de serie B, bueno, todos son de serie B; como un zombi de verdad.

En muchos pueblos, el vecino tampoco fallece hasta que la esquela, escrita en un papel al vuelo, a veces acompañada de una foto, no se cuelga en la calle. En los periódicos los muertos descansan cuando ven su nombre impreso en tinta negra. Hay arcanos pretéritos que nos ayudan a entender por qué el mundo se enluta por la muerte de una Reina. No es cuestión de ser monárquico, los republicanos, digamos políticos, también esbozan oraciones en el altar de sus ídolos y no descansan hasta que fluye su propia sangre en la guillotina, su Santo Grial.

El 5-G no ha sustituido, aunque nos habían hecho creer que sí, al boca oreja y al cartel en forma de esquela o de petición de ayuda por la pérdida de un perro. Los desaparecidos, personas, animales, cosas, se pegan a las farolas para invocar al aire y a los ojos. Nada hay más antiguo que la muerte, tal vez el nacer, pero no está demostrado si antes fue un difunto o un bebé. Al primer hombre le hicieron un funeral, por eso casi nadie se pierde un entierro, por eso la Monarquía perdura por los siglos de los siglos. De ahí que una Corona sea un cáliz.