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Léase con humor en modo on

Haz Reels, dijeron los expertos en RR. SS. Dan mucha visibilidad en Instagram, aseguraron. Razón no les faltaba. Como veo que mi último vídeo ha gustado mucho, con más de un millón de visitas (aunque no en mi perfil, sino en varios que lo han usado sin previo aviso), me estoy planteando hacer una segunda temporada.

Para los que no hayan visto el vídeo en cuestión, proponía copiar un modelo de refrigeración que ya han implementado en un país de Oriente Medio. Ahí tienen aire acondicionado en la calle para soportar las altas temperaturas en los meses de más calor. Las siguientes entregas tratarían sobre más cambios para mejorar Madrid y toda España.

Entre mis propuestas está poner champán -o cava, si queremos respetar el comercio de proximidad- en las fuentes públicas de agua de El Retiro. Esto daría pie a un botellón chic los fines de semana, yupi. Y poner difusores de aromas con algún Eau de Parfum de marca premium en los vagones de metro y trenes de cercanía.

Para los que crean que soy una pija rubia, analfabeta, enchufada y millonaria sin conciencia social, decirles que el medioambiente me preocupa mucho y siempre intento usar ropa de segunda mano. En concreto los visones de mi abuela y las chaquetas de marcas de lujo de mi madre.

Por si todavía existe alguna duda, el vídeo inicial y todo lo que he escrito a continuación es humor. Es verdad que peco de verborrea en mis Stories, pero jamás insultando. De la única persona de la que me suelo reír es de mí misma, potenciando un personaje de pija (a mucha honra). Os pongo en situación. Al descubrir rejillas con aire acondicionado que salía del suelo y te refrescaba la pantorrilla, me quedé atónita. Solo se me ocurría lo impensable que sería tener algo así en nuestro país y más con el clima actual (tanto clima político como de sensibilidad con el cambio climático).

Rejillas con aire acondicionado
Rejillas con aire acondicionadoLa Razón

En un momento en el cual se le pide a los hombres que se quiten la corbata (las mujeres nos quedamos igual) y a los negocios que pongan la temperatura a 27 grados en verano, lo que estaba viendo ahí me pareció curioso y me apeteció compartirlo con mis seguidores en clave de humor. Los 14K que me siguen en IG desde hace años parece que lo entendieron. Pero al migrar el contenido a Twitter, vía una cuenta de un perfil que no conozco, que compartió mi vídeo, lo que sigue es un linchamiento público de perfiles de la red social del pájaro azul que ni me siguen, ni siguen mi IG, ni me conocen, ni entienden mi tono jocoso, ni les interesa entenderlo.

24 horas de bullying virtual incesante donde no faltaron insultos, injurias y amenazas. Las pocas que leí hacían hincapié en mi falta de estudios (os invito a entrar en mi Linkedin, si no lo habéis hecho ya, porque solo falta que me insulten por fax). Resumen: Après moi le déluge… En español para los que no hablen cuatro idiomas como yo: Después de mí, el diluvio.

Todo ello muy cómodo para un martes cualquiera en el cual no podía parar mis tareas laborales para atender a mis nuevos fans que me increpaban tras el Tweet de un diputado. “También vota”, dice. A usted no, claro. Pero su sueldo sí sale de mis impuestos, y de los de todos. Y su tiempo lo emplea en llamarle la atención a una periodista, mujer y fomentar que la maltraten psicológicamente bajo su comentario. Dinero público bien empleado (es irónico, por si acaso).