Política

Gato negro, gato blanco

Los aniversarios tampoco pueden solapar errores que todavía hoy se pagan

Tan cierto es que el gato del felipismo cazó muchos ratones, como que muchos se le colaron y además le salieron «coloraos». Vaya por delante que tal vez haber desempeñado la permanente cobertura informativa de La Moncloa, incluidos innumerables viajes y encuentros con González en sus dos últimas legislaturas, hasta le permiten a uno poder sumarse al interminable elenco de intérpretes de aquella etapa llena –dicho sea de paso– de luces y sombras. Si hay tres frases que definen tanto en su significado como en sus posteriores consecuencias aquellos períodos de gobierno, esas son la de Felipe citando a Deng Xiaoping «da igual gato negro o gato blanco, lo que importa es que cace ratones» y las solo presuntamente pronunciadas por Guerra «Montesquieu ha muerto» y «quien se mueva no sale en la foto». Las tres, pragmatismo de 24 quilates.

Mañana se cumplen 40 años del más incontestable triunfo electoral en nuestra democracia, victoria que permitió lanzar a Felipe González, libre de muchas ataduras como timonel modernizador del país. Un aniversario que refleja en los medios de comunicación una condescendiente imagen de generosidad hacia el hoy octogenario expresidente al frente de un PSOE que por aquel entonces irrumpió en las instituciones con la convicción de que podría eternizarse en el poder como si de un «PRI» español se tratara. No fue así afortunadamente para la alternancia clave en la salud democrática, aunque la aplicación de la frase sobre el color de los felinos marcó todo un modo de actuación no siempre gratificante, con el pragmatismo extremo como máxima. La tendencia creó un monolitismo orgánico en el que el carné del partido acababa por suplantar cualquier control, lo que se reflejó posteriormente en una de las grandes lacras de esta primera sucesión de gobiernos del PSOE como fue la corrupción.

Es innegable el papel de González y sus gobiernos a la hora de poner a España en el mapa de la relevancia europea siempre con el pragmatismo como máxima, pero los aniversarios tampoco pueden solapar errores que todavía hoy se pagan, como la también muy «pragmática» aparición de la España del «pelotazo» y de los ERES, los flirteos federalistas que nunca han sabido explicarse, la condescendencia con el pujolismo y sus posteriores consecuencias o una moratoria nuclear de la que ahora más de uno se acuerda no precisamente para bien con la que cae…y así podríamos seguir, pero concedamos las luces y feliz aniversario.