Política

La inflación y la venganza subyacente de Shakira

La inflación de ahora, empieza a estar claro, es el resultado del gasto público desbocado de los últimos años, en España y en casi todas partes

Leon Henderson (1895-1986) fue un economista y político –del partido Demócrata– americano, encargado de la Oficina de Precios de Administración entre 1941 y 1942. Siempre fue contundente con la inflación: «Decir que hay un poco de inflación es lo mismo que decir que estar un poco embarazada». En un simple cartel resumió el fenómeno para que lo entendiera todo el mundo: «Inflación: Los precios suben. La gente compra menos. Las empresas se hunden y la gente pierde sus trabajos». Un prodigio de síntesis, que debería volver a ser utilizado. Ayer, el Instituto Nacional de Estadística anunció que el IPC en diciembre fue del 5,7% interanual, más de un punto por debajo del diciembre, algo que, enseguida, el Gobierno salió a celebrar y a ponerse la medalla de que se había conseguido gracias a sus medidas. Es cierto, pero también una verdad a medias. En primer lugar, conviene recordar que la inflación es una pérdida del valor del dinero, que cada vez tiene menos poder adquisitivo. Es evidente en la cesta de la compra que sufre los embates inflacionarios, ya que los alimentos y bebidas no alcohólicas han subido un 15,7% y mucho más los huevos, la leche el aceite o el azúcar, un 50% más caro que hace un año.

La contención del aumento del IPC es un espejismo. El Gobierno al subsidiar el consumo de algunos productos –la gasolina, el gas o el IVA de algunos artículos– obra el teórico milagro de que los consumidores paguen menos por esos productos. Eso no significa, sin embargo, que los precios se hayan contenido y que la inflación sea algo menor. Hay ayudas –que pueden ser necesarias– que maquillan precios, pero nada más. La prueba es que la llamada inflación «subyacente», la que no contabiliza los carburantes y los productos –sobre todo alimentos– sin elaborar sigue al alza y ya campa por el 7%, el porcentaje más alto desde 1992, hace 30 años. La «subyacente» para el Gobierno de Sánchez es como la canción «trap» de Shakira de venganza, sí, contra Gerard Piqué, que arrasa desde su estreno. La cantante señala al futbolista y le dice «diste tu peor versión», algo que también se puede aplicar a la subyacente, la peor versión de la inflación actual. La inflación de ahora, empieza a estar claro, es el resultado del gasto público desbocado de los últimos años, en España y en casi todas partes, y se venga de los Gobiernos con la subyacente, como Shakira con Piqué con esa canción en la que incluso le menta a la suegra y a Hacienda. Y sí, es cierto, un poco de inflación es como estar un poco embarazada como explicaba Henderson.