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Sin Perdón

Ábalos y el culebrón de Jessica

«Convertir las empresas públicas en agencias de colocación de amigos sin aplicar los criterios de mérito y capacidad es algo habitual en la izquierda»

El exministro Ábalos no quiere que el Tribunal Supremo investigue los contratos de su expareja de pago, es una fórmula para no decir prostituta o escort, con las empresas Ineco y Tragsatec. Es más fino mirar hacia otro lado y llamarla exnovia o expareja, cuando lo que hacía realmente era cobrar por mantener relaciones sexuales con su cliente. No parece que estas prácticas sean muy progresistas y defensoras de la igualdad de la mujer. A estas alturas hemos entrado en la confusión más absoluta, porque hay que determinar si Jessica acudía o no al puesto de trabajo que le consiguió Ábalos en dos empresas públicas. La agraciada con la generosidad del libidinoso exdirigente socialista ya aclaró que era una feliz absentista. La verdad es que no tiene ninguna gracia ser trabajadora sexual y tener, además, una sobrecarga de trabajo cumpliendo su contrato como auxiliar administrativa. Me gustaría que alguien me explique si podemos considerar novia o pareja a una mujer u hombre que cobren por mantener relaciones sexuales.

Eso del sexo de pago siempre me ha parecido prostitución, aunque desconozco si el exsecretario de organización del PSOE se enamoró de ella. En cualquier caso, no duró mucho, porque encontró nuevas novias o parejas. De lo que tenemos constancia es de que lo suyo no eran amores duraderos. A estas alturas me creo más a Jessica cuando dijo que le abrió la puerta para trabajar en esas empresas, pero no desempeñó ninguna labor. No incluiría a su cliente en la lista de personas fiables, sino más bien todo lo contrario. Ese concepto de convertir las empresas públicas en agencias de colocación de amigos sin aplicar los criterios de mérito y capacidad es algo habitual en la izquierda. De lo que no teníamos constancia es de que sirvan para ahorrarse una parte del gasto en prostitutas. Ábalos decidió compartirlo con el conjunto de los españoles, aunque cabe imaginar la cantidad de parejas de pago que podría haber colocado en el caso de haber seguido en el Gobierno progresista y feminista de Pedro Sánchez. Me gustaría conocer las facturas o tickets que debió cargar al PSOE como secretario de Organización. Es solo curiosidad. En el terreno político, es sorprendente que nadie importante dimita por el escándalo de haber colocado a Jessica en esas empresas.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).