Big data

El alquiler de viviendas aumenta por los altos precios de compra

En el año 2006 se construyeron 865.000 casas, lo que contrasta con las escasas 65.000 iniciadas en 2022

Sumidos en vísperas de la campaña electoral para las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo, los anuncios hechos por el Gobierno en boca del presidente, Pedro Sánchez, de poner a disposición de los jóvenes más de 90.000 viviendas en régimen de «alquiler asequible» provenientes de la Sareb y del ICO, no hace más que reflejar el problema acuciante de tener un hogar en España, no ya sólo para los que buscan su primera vivienda, sino para toda la población en general, pues a la falta de desarrollos urbanísticos (lo que implica el alza de los precios por el aumento de la demanda y la dificultad para satisfacerla, amén de las medidas políticas de control de precios de alquiler) se une el incremento de las hipotecas con la crisis económica, que afecta a todos los sectores, desde la alimentación hasta la energía, con una inflación muy elevada.

Así, en la Encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas (ECEPOV) del Instituto Nacional de Estadística (INE ) referente a 2021, comparada con la situación de una década atrás, se observa que en el 75,2% de los hogares se corresponde con vivienda de su propiedad, frente al 78,9% de 2011. En una década ha bajado un 3,7%. Otro problema del acceso a la vivienda detectado por el INE es que el 26,4% de los hogares españoles residen en una vivienda de su propiedad que todavía no han terminado de pagar, lo que afecta a 12,6 millones de españoles.

Mientras que los que viven en régimen de alquiler, han pasado de representar el 13,5% de la población a convertirse en el 15,9%. Lo que representa 7,6 millones de españoles.

Por comunidades autónomas se nos desvela en la estadística que los porcentajes de hogares en régimen de alquiler superior a la media nacional los encontramos en Cataluña y Comunidad de Madrid, con unas tasas de hogares en régimen de alquiler del 23,2% y 19,9%, respectivamente. Pero también en los dos archipiélagos de Canarias y Baleares, con el 22,1% y 23,4%, así como las dos ciudades autónomas, Melilla y Ceuta, con el 31,0% y 18,4%, respectivamente. Las otras trece comunidades autónomas presentan porcentajes de hogares viviendo de alquiler por debajo de la media nacional que es del 15,9%.

Obviamente, la justificación de optar por alquiler en lugar de propiedad en los territorios antes indicados, situados fuera de la península, se debe al precio de los materiales de construcción y su transporte, mientras que en Ceuta y Melilla hay que añadir la falta de espacio físico para la edificación de viviendas, por lo que se hace imperativo ganar terreno al mar.

Por lo que la población española expuesta al empeoramiento de las condiciones hipotecarias y al incremento de los arrendamientos es del 42,3% de los hogares nacionales, que en términos absolutos condiciona la vida de 20,2 millones de personas.

España está regresando a los años sesenta del pasado siglo, cuando la demanda de vivienda apenas era satisfecha por la construcción. Tras la expansión del sector en los años setenta, ochenta y noventa del pasado siglo y hasta la crisis de 2008, España construía viviendas a un ritmo muy superior a la media europea. Cientos de miles de viviendas anualmente. El récord histórico fue en 2006, con 865.000, que contrasta con las 65.000 iniciadas en 2022, con el actual gobierno. Urge un plan de choque nacional, que supere todos los obstáculos de municipios y autonomías para la edificación, las mil reglamentaciones diferentes municipales y autonómicas que rompen la unidad de mercado y desalientan la construcción y/o la encarecen.

Por otro lado, se echa en falta un vigoroso impulso en todo el territorio nacional para la construcción de vivienda social allí donde haya demanda. Con las comunidades autónomas próximas al «default», se requiere de una iniciativa y una financiación del gobierno central. El empobrecimiento de la población española por las sucesivas crisis vividas en los últimos años, agravada por la inflación, hace difícil que el español medio pueda adquirir una vivienda en el mercado libre a 2.635,00 euros de media el metro cuadrado en la obra nueva, y con una pérdida de poder adquisitivo galopante, que no parece que vaya a remitir.