Y volvieron cantando
Anacrónica reflexión
Todo quedará para el recuerdo como quedaron aquellos románticos altavoces a bordo de un Renault «4-L» papeletas al viento
Segunda jornada en la que a los españoles se nos señala el diván de pensar en tan solo dos meses, tras la recientísima cita con las urnas del 28 de mayo y tras un interminable periodo de precampañas y campañas que ya viene desde los comienzos del presente año en los que el Gobierno se las prometía muy felices con la previsión de una batería de medidas sociales que enterrarían las reformas de la sedición y la malversación, pero se encontró con el imparable tsunami del «solo sí es sí». Hoy se impone el carácter reflexivo de una jornada que con la ley en la mano se muestra como uno de los mayores anacronismos en democracia con los tiempos que corren.
Sin negar que durante años este día ha servido para hacer la digestión tras un auténtico atracón de mensajes y para calmar tensiones en las horas previas al «día D», me sitúo decididamente entre quienes cuestionan la continuidad de un hábito legal sobrepasado de punta a punta por la nueva realidad y me pregunto para qué sirve mandar a ese «rincón de pensar» durante un día a ciudadanos electores que, ni mucho menos se sustraerán a informaciones y opiniones vertidas en las redes sociales y multiplicadas por miles. La respuesta parece obvia, difícilmente se le pueden poner puertas a ese campo. La dinámica de las redes con todo lo que conlleva está pasando como un rodillo sobre la propia normativa legal en materia electoral y eso afecta ya directamente a conceptos institucionalizados desde los albores de nuestra democracia, entre los que llama poderosamente la atención precisamente esa jornada de obligado retiro para darse unas «pensadas». No hay más que echar un vistazo a las cosas que han cambiado en materia de hábitos electorales tan solo en unos años. Ya no se trata de convencer al personal en mítines al uso en plazas de toros y los espacios gratuitos en televisión casi quedan como prerrogativas testimoniales, por no hablar de la cartelería en vallas y marquesinas. Todo quedará para el recuerdo como quedaron aquellos románticos altavoces a bordo de un Renault «4-L» papeletas al viento. Hoy los candidatos están obligados a establecer un vínculo con sus electores del que no se pueden zafar en las redes sociales.
Igual que la prohibición de publicar encuestas a partir de un determinado día, a la reflexión de 24 horas habrá que darle una vuelta.
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