Mar en calma

Ansiedad

Sin duda, la mejor inversión que uno puede hacer en sí mismo, es autoconocerse

La exitosa película «Inside Out 2» ofrece una representación poderosa y didáctica de cómo la ansiedad puede secuestrarnos irremediablemente en la adolescencia. Esta etapa, llena de cambios y desafíos, es retratada con sensibilidad y sentido del humor, algo que padres y madres de hijos pre adolescentes agradecemos. La película destaca la importancia de reconocer y gestionar las emociones, recordándonos que es normal sentirse abrumado en ciertos momentos. Y no solo entretiene, sino que también educa y abre un espacio para la conversación entre diferentes generaciones, reafirmando la relevancia del cine como medio educativo y de reflexión.

Está claro que en los días de verano, ir al cine es el mejor plan para huir del calor. Siempre es una apuesta segura para disfrutar, entretenerse, culturizarse, volar a otros mundos, conocer historias alucinantes o aprender cómo funciona nuestro propio cerebro, como es el caso de este éxito de taquilla.

Siempre he sido absolutamente fan de quienes usan los medios audiovisuales, también la prensa escrita y los libros, por supuesto, como herramienta sanadora y educativa.

Sin duda, la mejor inversión que uno puede hacer en sí mismo, es autoconocerse. Las empresas también se han dado cuenta de las grandes ventajas de invertir en el desarrollo personal y el bienestar emocional de sus empleados, y es que mejora enormemente el rendimiento de las mismas.

Aprender… esa gran misión que no cesa hasta el último día de nuestra vida. El gran aprendizaje de esta película es dominar la ansiedad en plena búsqueda de aprobación, en los albores de la difícil y apasionante adolescencia.

Me emocionó lo ocurrente y bien explicada que está la irrupción en la vida de la protagonista de esta etapa tan temida por los progenitores: un terremoto «emocional» da al traste con las emociones que reinaban (alegría, tristeza, ira, asco y miedo) para dejar al mando a la vergüenza, la envidia, el aburrimiento y la impredecible ansiedad. ¿Cuál tomará el control?