Canela fina
Berlusconi
«Antes de que la política italiana le absorbiera, Berlusconi pretendía convertir a la Unión Europea en una nación: los Estados Unidos de Europa»
Me telefoneó Indro Montanelli: «Berlusconi quiere verte. Irá a España la semana que viene y le gustaría un encuentro discreto».
Organicé un almuerzo en mi despacho de ABC y esperé al político italiano en el garaje del periódico. Nemesio Fernández Cuesta, que fue excelente consejero delegado de Prensa Española, coincidió con nosotros y saludó con algún asombro a Berlusconi, que no venía solo. Le acompañaba Valerio Lazarov. Dijo que hablaría en italiano despacio y yo en español.
Había decidido dedicarse a la política europea. Aunque no lo afirmó, saqué la impresión de que aspiraba a convertirse en presidente de la Unión Europea. Proyectaba una reforma profunda a través de una Constitución que convirtiera a Europa en una nación.
–Si seguimos como hasta ahora –dijo– quedaremos relegados a la insignificancia. China, incluso India y Australia compiten ya con los Estados Unidos. Europa no puede quedarse a la zaga.
Para poner en marcha su proyecto constitucional europeo, Berlusconi necesitaba una veintena de canales de televisión que le apoyaran y además una docena de periódicos, aparte del Corriere. Quería contar con ABC. Indro Montanelli, mi amigo y compañero, le había hablado de la seriedad de ABC y, en su opinión, el periódico podría respaldar la posición de Berlusconi en Europa. Le escuché con especial atención. No le faltaba razón en lo que decía. Cuando le hablé de Inglaterra, me interrumpió. «No cuento con los ingleses. Londres hará lo que decida Washington, incluso escapando de la Europa unida».
Era Berlusconi un hombre simpático y cordial. Deslumbraba. Se dio cuenta de que me había convencido. Elogió entonces a Indro Montanelli. Me pidió que le apoyara para el Premio Príncipe de Asturias. Expuso su satisfacción por la marcha de sus empresas en España. No se refirió a Paolo Vasile. Aseguró que su hombre español era «José Luis Moreno, en el que delegaré las máximas responsabilidades de mi acción en España».
Los escándalos de Manos Limpias y su prestigio creciente le exigieron dedicarse a Italia y poco a poco se fue desvaneciendo aquel propósito de convertir a la Unión Europea en una nación: los Estados Unidos de Europa para competir en el mundo con China, India, Australia y los Estados Unidos de América. Italia, en fin, ha enterrado a Silvio Berlusconi como al político italiano más importante del último medio siglo.
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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