Sin Perdón

El cachondeo del gobierno progresista

«Me gustará conocer la agenda que impondrá Sumar y sus 15 partidos, así como el pago que recibirá el progresista PNV que se la tendrá que comer con patatas»

La palabra progresista está muy devaluada. La izquierda se la apropió en el siglo XIX. Los liberales exaltados formaron el Partido Progresista y desde entonces se utiliza habitualmente con una connotación claramente positiva. No solo en España, sino en todo el mundo gracias a la ayuda inestimable de los medios de comunicación. Un destacado dirigente de ese partido fue Salustiano de Olózaga, que es uno de los personajes más turbios y nefastos del periodo Isabelino. La lista de progresistas corruptos, incompetentes y manipuladores es interminable. Olózaga y sus amigos se hicieron inmensamente ricos. Es curioso que ese cambio de fortuna coincidiera con las desamortizaciones. Es difícil encontrar un periodo de nuestra Historia con un nivel de corrupción mayor. Con mi buen amigo Gonzalo Anes estábamos hablando de ese periodo cuando le cité un burgués y político ennoblecido que fue un corrupto monumental. Me contestó irónicamente que «no está acreditado y le caes muy bien, además, a su descendiente». Me reí y le dije que «no hay duda de que está muy acreditado, aunque el actual duque no tenga ninguna culpa». Esos políticos ennoblecidos y enriquecidos eran unos grandes progresistas que tenían, como sucede con el sanchismo, una ilimitada capacidad para cambiar de opinión.

La apropiación de este término es algo habitual en todo el mundo. Es un cajón de sastre en el que todo cabe. Los indeseables que gobiernan muchos países de Iberoamérica son considerados progresistas. La izquierda europea ha estado llena de notables corruptos. Por supuesto, no hay mayor corrupción moral y política que apoyar el comunismo. En todos los países en los que han gobernado los comunistas se han vulnerado los derechos y las libertades. No es una opinión, sino una realidad histórica incuestionable. Una vez que finalice el paripé organizado por Sánchez con el apoyo de sus escuderas Yolanda Díaz y Francina Armengol sufriremos otro gobierno socialista comunista. Me gustará conocer la agenda que impondrá Sumar y sus 15 partidos, así como el pago que recibirá el progresista PNV que se la tendrá que comer con patatas. En el caso de Puigdemont es más fácil, porque se ha vendido a cambio de la amnistía y otras baratijas.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)