Editorial
El cenagal de Sánchez tampoco funcionará
Sánchez ha perdido la esperanza de que le vean como la mejor opción y ha optado por intentar demostrar que, de entre todo el lodazal, él es lo menos malo. Fracasará
Pedro Sánchez anda a la defensiva, dando tumbos y manotazos como un boxeador sonado. Los escándalos familiares, pero sobre todo las instrucciones judiciales, han hecho mella en su liderazgo. Las encuestas recogen esa enmienda ciudadana a sus manejos y a su clamorosa falta de explicaciones y de rendición de cuentas. El barón aragonés Lambán ha plasmado de manera clarificadora ese desapego con la calle y sus votantes. Ha avisado que el PSOE está «desdibujando» su proyecto y va camino de empeorar el «catastrófico» resultado de 2023. Si algo ha demostrado el presidente en estos años, es que el partido es un ente sacrificable, un monigote al servicio exclusivo de su interés particular, que cuenta con fecha de caducidad tal y como lo conocimos. Y mientras su corrupción doméstica no amaina, con las investigaciones en progreso sobre las peripecias irregulares de su hermano y de su esposa, a sabiendas de que a partir de septiembre el escenario político podría implosionar contra su figura y su presidencia si sus maniobras en los tribunales no fraguan y la Fiscalía y la Abogacía del Estado no son capaces de sacarle del atolladero, Sánchez ha tirado del viejo manual de resistencia del político angustiado. El PSOE ha anunciado que emprenderá acciones parlamentarias y judiciales para que se investiguen los supuestos contratos de la Xunta con una empresa dirigida por la hermana pequeña del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y las presuntas comisiones pagadas a Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. El cerebro sanchista no se ha sacado conejo alguno de la chistera, sino que ha activado la añeja y grosera táctica del ventilador. Es una nueva vuelta de rosca a asuntos tan manoseados y fiscalizados que más bien delatan el grado de desesperación y el basto estado de la inteligencia estratégica de Moncloa en la actualidad. En cualquier caso, a la izquierda hay que reconocerla su talento y sus dotes en el manejo de las malas artes y los golpes bajos y hay que dar por seguro que su poderoso aparato de propaganda que pagamos todos y el orfeón mediático que sirve a Ferraz harán el ruido suficiente para generar confusión. Pero en último extremo creemos que será un paño caliente, una tirita en el cuerpo político de un régimen abierto en canal por su pulsión corrupta, autoritaria y desleal, apuntillado por sus mentiras a los españoles, por haberse compinchado con lo peor de la nación y por haber degradado la democracia como ningún otro en la historia de esta nación de ciudadanos cada vez menos libres y menos iguales. El fango y los bulos oficiales puede que le den más tiempo y prolonguen la agonía del sanchismo, pero no reportarán votos ni respeto ni honor. Sánchez ha perdido la esperanza de que le vean como la mejor opción y ha optado por intentar demostrar que, de entre todo el lodazal, él es lo menos malo. Fracasará.
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