Sin Perdón

La chorrada de un «tamayazo»

«Lo de Tamayo y Sáez fue una consecuencia de las tradicionales luchas internas del socialismo madrileño»

Una de las habilidades más notables de la izquierda política y mediática es creerse sus propias mentiras. Cuando el aparato propagandístico se pone en marcha se retroalimenta con la desinformación, aunque es un material que utilizan sus columnistas y tertulianos. El famoso «tamayazo» es un ejemplo del intento de convertir una mentira en una verdad. Estos días hemos escuchado a los dirigentes socialistas decir que el PP quiere un nuevo «tamayazo». La historia es muy conocida. Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, diputados socialistas, impidieron con su abstención que Simancas fuera presidente madrileño formando una coalición con los comunistas de IU. Fue una batalla interna del PSOE. El PP había ganado las elecciones, pero le faltaba un diputado para la mayoría absoluta. Nunca se ha podido acreditar ninguna trama corrupta o que alguien hubiera cobrado a cambio de esa abstención. Las acusaciones eran falsas y la comisión de investigación quedó en nada. Tamayo y Sáez no tenían ninguna relación con el PP y siguieron siendo personas de economías modestas como es fácilmente comprobable. Desde el momento de su abstención hasta la actualidad, los han mirado con lupa y no han encontrado nada.

Por cierto, los diputados no están sujetos a mandato imperativo y pueden votar lo que les dé la gana. Otra cosa es que sea un principio vacío de contenido, porque están a las órdenes del partido. En contadas ocasiones se rompe la disciplina de voto. El PSOE no tardó en desinteresarse por este tema, porque sabía perfectamente que el «tamayazo» era una consecuencia de las tradicionales luchas internas del socialismo madrileño. Feijóo se presenta como candidato a la investidura porque ha recibido el encargo del jefe del Estado. En su día lo intentó Sánchez y no lo consiguió. En ningún momento se busca lo que zafiamente denominan un «tamayazo». Otra cuestión distinta es que apele a los dirigentes socialistas para que sean coherentes y rechacen amnistiar a Puigdemont y al resto de golpistas y que no acepten un referéndum de autodeterminación. Por cierto, es sorprendente que María Jesús Montero afirme que es una «falsa investidura» gracias a su nueva condición de exégeta de la Constitución.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones.