Sin Perdón

El Código Penal de la Manada

«Sánchez está preocupado por los efectos de la chapuza legal y la contención de daños no está dando resultados»

Hemos pasado del Código Penal de la Democracia al de «la Manada», por obra y gracia de la demagogia populista de Iglesias y sus colaboradoras. Estamos ante el anticipo de lo que sería una nueva legislatura socialista con socios tan leales como los podemitas. La cuestión no es que se coincida o discrepe, algo lógico, incluso, en un gobierno monocolor, sino la guerra sucia de Montero, Belarra, Rosell y Pam contra sus socios. Cada reforma penal ha sido un avance, porque era necesario adaptarse a los cambios sociales y a la evolución, también, de las formas de delincuencia. Por eso, nunca puede ser un texto petrificado. Lo sucedido con «la Manada» mostró que era positivo mejorar la tipificación de esos delitos, aunque la exigencia del consentimiento ya existía. Es bueno recordar que el Supremo endureció las penas, precisamente, basándose en un Código Penal que frívolamente denominan de «la Manada». Nada más alejado de la realidad. La sociedad se tiene que defender frente a los delitos y los delincuentes.

Por ello, el daño tiene que ser reparado en la medida de lo posible. Con el fin de conseguirlo está la condena. Es compatible con el objetivo constitucional de lograr la rehabilitación, pero lo importante es el «castigo» que debe ser proporcional y justo. España tiene un sistema penal ejemplar que se encuentra entre los mejores del mundo. Lo que sabemos ahora es que la ley del «solo sí es sí», la reforma impulsada por Montero con el apoyo del Gobierno, ya que el proyecto fue aprobado por el Consejo de ministros, ha sido un doloroso fracaso que ha conducido a reducciones de condenas a más de 400 agresores sexuales, hasta el momento, así como varias decenas de excarcelaciones. No hay duda de que sería más preciso aplicar el término el «Código Penal de la Manada» al texto vigente, que han impulsado y elaborado las competentes «juristas» Montero y Belarra. La realidad es que Sánchez está preocupado con los efectos de la chapuza legal. La contención de daños no está funcionando. Ahora el lío está en ver cómo consiguen apoyos para aprobar la proposición de ley socialista. Lo mejor es que lo plantean en plan buen rollito y Patxi López, siempre tan agradecido, no para de decir que pasa del PP.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)