
Julián Redondo
Acto de fe

Tres veces tocó madera el Real Madrid y la suerte sonrió al Valencia, hasta que Ancelotti cambió a los laterales que desahogaban los carriles valencianistas y metió en el campo a los que convirtieron el segundo tiempo en un acto de fe. Los goles de Alcácer y Javi Fuego acrecentaron la inquina de un sector, cada partido más grueso, del Bernabéu contra Casillas. Pitos al portero, que pudo hacer más, posiblemente, como sus defensas. Rozaba el choque el descanso cuando Cristiano tuvo en sus botas el 1-2 desde el punto de penalti. Diego Alves no picó con los amagos, aguantó y despejó más de media Liga blanca. De la frustración, al vestuario, y, aunque Cristiano en la segunda mitad no hizo mucho más que recordar la parada de Alves, no fue protestado como Casillas. El público apunta a Iker, objetivo indeseado, que tiene hasta el 30 de junio para negociar una salida honrosa. Otra temporada así sería insoportable para él y para cualquier futbolista que se precie. El empate no enmascara el disgusto de ver al Barcelona más lejos. El colmo fue la lesión de Kroos con la Juve ahí.
Mucho antes quedó constancia de que Nadal ha vuelto, el Barça no se ha ido y Contador está en la rampa de lanzamiento, como Rafa, viento huracanado que barrió a Berdych de la arcilla madrileña. El checo no jugó mal, no cometió errores de bulto y en el segundo set fue sometido por 6-1. Sueña la afición azulgrana con el título de Liga, tan cerca que ni la huelga, si para desgracia de los protagonistas fructificara, ni el campeón de Europa, según parece, van a despertarla. Nadal invita a creer que el décimo Roland Garros es posible, Contador hace buenos los pronósticos iniciales y el Madrid tropieza con más corazón que cabeza.
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