Podemos

Algo muy malo

La Razón
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Para los de Podemos ha sido un chute. A Pablo Iglesias, Monedero, Errejón y compinches se les tuvo que hacer el culo «pepsicola» cuando se toparon, como todos nosotros, con la noticia de que el Brexit había ganado en el referéndum. Por dos razones. La primera, aunque ahora anden disfrazados de «comunistarios», porque siempre les ha dado repelús el euro y hasta hace nada militaban contra la Unión Europea. La segunda es que lo sucedido en Reino Unido confirma su tesis: se puede reventar desde dentro el sistema. Basta que los sentimientos sustituyan a las razones, que haya un nutrido contingente de políticos tradicionales lerdos o ambiciosos y una buena dosis de mentiras. Es ese pringoso «cóctel» lo que conecta la consulta del pasado viernes en Gran Bretaña con las elecciones que celebramos hoy en España. No he sido capaz de encontrar aquí un equivalente a Boris Johnson y no porque no abunden los intrigantes, arribistas y desalmados, sino porque el personaje adorna su falta de escrúpulos y su desbocada ambición con un talento sideral, unas dotes de actor notables, una cultura enciclopédica y una caradura descomunal. Hay que ser jeta para postularse como padre de familia, teniendo a la vez seis hijos, una esposa entregada y un rosario de amantes, pero mucho más para predicar sin sonrojarse que todo lo malo llega del otro lado del Canal de la Mancha –desde las ratas al nazismo, y desde los inmigrante a Carlos Marx–, con el cínico propósito de descabalgar al líder de tu partido y convertirse en el siguiente primer ministro. No tenemos aquí un genio del mal como Johnson, pero si algunos frescales como el ultraderechista Nick Farange, capaces de mentir con aplomo y decir un día lo contrario que el anterior. Basta echar un vistazo a la hemeroteca y repasar lo que decían el líder de Podemos y sus colegas sobre la Venezuela chavista, los ayatolás iraníes, la Grecia de Syriza o los terroristas etarras. Que entre los británicos, que conducen por la izquierda, y ni siquiera han adoptado el sistema métrico decimal, había terreno abonado para discursos como los de Johnson o Farage, es indudable. Como también que la crisis, la peste de la corrupción, la incultura y la falta de proyectos ha sido en España suelo fértil para eso que llamamos piadosamente «populismo». Mi duda este domingo es si, también aquí, el personal se dará un tiro en las pelotas. Que algo sea perjudicial o muy malo no significa que no pueda pasar. Cada uno tiene lo que vota.