Julián Redondo

Charcos

La Razón
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Yamaha hizo el avestruz hasta que Honda descubrió la patada de Rossi y ha sacado definitivamente la cabeza para reprender a Lorenzo, que defiende sus posibilidades en este emocionante y apasionado Mundial que después de diecisiete grandes premios se reduce a Cheste. Valentino está utilizando la infantería, la caballería, la marina y la aviación para salir campeón de Valencia. Un pronóstico, los nervios ya le han traicionado, al sentir el aliento de Lorenzo en el cogote y ver los traseros de Pedrosa y Márquez, el domingo tiene todas las papeletas para estrellarse, lo que no implica un accidente sino un error mayúsculo, otro más, que le privará del campeonato. En cuanto a Jorge, también ha decidido jugar sus cartas, lo cual molesta al tembloroso «Vale», que no habrá dudado en quejarse a los jefes.

Rossi se ha metido en un charco y cuanto más habla, más se hunde; pero puede salirse con la suya y no partir el domingo desde la última posición. Luego la carrera le pondrá en su sitio, como ha hecho Allegri al amonestar a Morata por confundirse de calcetines. «Esto no es un pase de modelos», le espetó. Luis Enrique, en cambio, defiende a sus jugadores en público después de la charlotada de Getafe y no consta que los llamara la atención en privado. Se mete en el barrizal y, al contrario que Valentino, con esa actitud pasiva no gana un solo aliado para su causa. A Rossi le siguen hasta los gerifaltes de Yamaha.