Rosetta Forner

Curarse en salud

Vacunarse parece algo sensato visto lo acontecido con el «brote» de difteria en un solo niño. Hay otros que, a pesar de ser portadores, no han desarrollado la enfermedad. Existen personas que están en contra del vacunar a sus hijos pues no apuestan por la medicina química (alopática) sino por una más «natural» (naturopatía, homeopatía) o por la ausencia de «química» en el cuerpo. Todas las posturas son respetables. En este mundo de «miedo», donde nos encanta asustarnos y meternos miedo en el cuerpo, en cuanto salta un solo caso, nos alarmamos. Hagamos lo que hagamos, deberíamos hacerlo desde el amor y no desde el miedo. Al fin y al cabo, es éste el que nos enferma al mermar nuestras defensas y dejarnos expuestos a todo tipo de virus... Las emociones son muy poderosas, por eso el efecto placebo es real. Si uno se convence de que algo puede enfermarle, lo hace. Lo opuesto es igualmente cierto. Los niños son igual de impresionables y vulnerables que un adulto, a veces, incluso más. Si los padres les miman, calman su miedo, en definitiva, atienden su mundo emocional, ese niño o no enfermará o sanará más rápido. A todos nos impacta mucho el cómo nos hablen, esto es, el tipo de palabras que usen para contarnos lo que nos pasa. Como experta en PNL (Programación Neuro Lingüística), he visto el poder que tienen las «sentencias» –tanto positivas como negativas– que pueden llegar a ser las palabras. No seamos alarmistas, seamos sensatos. Si bien, la libertad de unos termina donde empieza la de otros. Por consiguiente, cuando de juntar niños se trata, ¿cómo saber si su mundo emocional está suficientemente fuerte como para no contagiarse de nada? Ante la duda, curarse en salud. Cuidemos las defensas, construyamos un sistema inmunológico resistente, y así podremos pasearnos tranquilamente por el mundo. Llega el verano, tiempo de relajarse, de jugar, de disfrutar de la vida. No dejes que ningún virus te lo amargue.