María José Navarro

De carnaval

La Razón
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Estoy en los Carnavales de Tenerife y me he dado cuenta de que hacía por lo menos dos años que no venía a Tenerife.Pensando pensando, resulta que me he acordado de que tuve un novio de Tenerife, concretamente de Guamasa, guapo como un demonio y cantautor. En esta etapa de mi vida a mí me presentan a un cantautor y no me queda campo para correr, pero yo estaba entonces en una época que hasta me parecía chisposo Ismael Serrano. Chisposo y con pelazo, me parecía. A lo que voy, que era cantautor. Me dejó por otra cantautora, de esas que no se han pasao por una peluquería en su vida. Bien es verdad que tuve otro novio en Gran Canaria, porque yo para estas cosas soy muy mirada. Que no se me enfade ninguna provincia, por Dios. Un novio de La Caleta en Las Palmas, guapo como un demonio y triatleta. En esta etapa de mi vida me presentan a un triatleta y pego un bostezo que me doy la vuelta como los calcetines, pero entonces me gustaban los hombres «delgaos» y ahora mi lema es «nunca uno que no te doble en kilos». Me dejó por una modelo holandesa, pero luego se casó con una de Totana, Murcia. Total, que el caso es que conozco mucho Canarias y me he dado cuenta de que si yo fuera canaria llevaría una pistola en el bolso para cargarme a todos esos turistas que hablan a voces en la Cueva de los Verdes, que tiran monedas a los cangrejos ciegos de Los Jameos o que se llevan arena del Teide en una botella de plástico. De esos que tiran una bolsa de Doritos en Timanfaya, de esos que bajan a darle el coñazo a los meros en La Restinga. Y no me refiero sólo a los guiris, me refiero al español en general, que ve un letrero de «Prohibido tocar» y los dedos se le hacen huéspedes. Total, que si fuera canaria estaría en la cárcel. Pero me llamaría Naira, Idaira, Faina. Presa pero con clase.