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El culebrón de la dirigencia

La Razón
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Miguel Cardenal «ajustó» las plantillas de las federaciones a la crisis, llamó la atención sobre determinados sueldos de directivos, amenazó con publicarlos y amonestó a los presidentes que viajaban a las competiciones con más miembros de la junta que deportistas. El cinturón menguó por lo menos cuatro agujeros más. En algunos casos era tan evidente el exceso de personal como la bicoca de algunos viajes. Los recortes propiciaron cambios en las estructuras. Al disminuir las subvenciones hubo que recurrir al patrocinio privado y... a la familia. En el reino del Brexit, el Gobierno de Su Majestad invierte cien millones de euros al año en el deporte de élite; el de España, una tercera parte. Para suplir tanta carencia, Cardenal y el CSD encontraron a Javier Tebas y a LaLiga. Los deportistas han accedido a la Seguridad Social, las federaciones han incrementado sus presupuestos para ir tirando y, en otro ámbito, el fútbol ha reducido drásticamente la deuda con Hacienda.

Aunque no tiene las llaves de la tesorería, el COE de Alejandro Blanco atendió al SOS de federaciones y deportistas y consiguió la entrada de dos patrocinadores excepcionales: la UCAM de José Luis Mendoza, que se ha convertido en la universidad del deporte y que, por ejemplo, relanzó la carrera de Mireia Belmonte cuando la nadadora pensaba abandonar; y Telefónica, con el acierto supremo de las Becas Podium.

Entre frenazos y acelerones, los deportistas españoles han mejorado en Río el color de las medallas de Londres mientras la guerra de los dirigentes se recrudece. No hay paz entre el CSD y la RFEF. Y como Blanco apoya a Villar, sin fisuras, Cardenal y Tebas pusieron en marcha la Asociación del Deporte Español, donde están todas las federaciones menos la de Fútbol, al modo de cuña para apretar al COE, que tampoco está entre los socios. Todo ello, como las elecciones «sine die» de la Federación Española de Fútbol, forma parte de un culebrón –la batalla de la dirigencia– que los deportistas observan estupefactos.