Reyes Monforte

El Far West

La Razón
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Lo de las leyes de educación en España es para echarse a llorar y no parar en dos o tres meses. Cada vez que llega un nuevo gobierno, o incluso el mismo pero con diferente responsable en la cartera de Educación, lo primero que hace es cambiar la ley de educación, redactar una nueva, y a cada cual peor. Nadie entiende por qué, pero no falla. He llegado a pensar que hay un plus millonario por cada reforma educativa. La educación en este país se ha convertido en una continua sopa de letras y de siglas con el único resultado de una indigestión que va camino de convertirse en crónica. Sólo hay que ver el nivel de los estudiantes y, por qué no decirlo, también de algunos docentes.

Ahora los que no están contentos con la nueva reforma educativa son los obispos porque dicen que el Gobierno no cumple lo pactado y no se oferta la opción de estudiar la asignatura de Religión. No les gusta, se sienten traicionados. Pues bienvenidos al club. Que un gobierno cumpla las promesas o lo pactado es, literalmente, una cuestión de fe y roza ya el milagro.

Si algo bueno parece tener la Lomce es que ha logrado unir al PSOE y a la Iglesia, porque ambos han pedido que la ley no se aplique. Independientemente de que en este caso pueda ser lo más conveniente, empieza a ser peligroso el mensaje, defendido por muchos, que cuando una ley no conviene a los intereses de unos o a los gustos de otros, no se aplique ni se cumpla. Como todos hagamos eso, esto será el Far West, no confundir con «Far Wert». Aunque quizá tenga su aquel, y por seguro, su ley de educación.