Enrique López

El paraíso fiscal

La Razón
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Los «papeles de Panamá» que a buen seguro acabarán dando nombre a alguna novela o película, al estilo «El Sastre de Panamá» de Le Carré, pero por el momento suponen una tremenda sacudida a la conciencia mundial sobre la existencia de los denominados paraísos fiscales; aun así, valorando el excelente y riguroso trabajo periodístico de investigación, cada uno debe hacer su trabajo: el periodista, denunciar, la sociedad, conocer y valorar, la policía, investigar y los jueces, juzgar. Un paraíso fiscal –en inglés tax haven–, refugio fiscal, que algunos confunden con cielo –heaven– es un territorio o Estado que se caracteriza por aplicar un régimen tributario especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no residentes que se domicilien a efectos legales en el mismo, traduciéndose en una exención total o en una reducción muy significativa en el pago de los principales impuestos; pero para su real éxito, debe de ir acompañado no sólo del secreto bancario, sino de la opacidad y falta de colaboración en las peticiones de información por parte de autoridades extranjeras. Ahora bien, hay muchos tipos de refugios fiscales, por ejemplo, Delaware, que es un ínfimo estado de los Estados Unidos de América que se convierte en un paraíso fiscal corporativo a nivel mundial en el que se albergan sedes de más de 250 mil empresas; se trata de una jurisdicción «offshore» corporativa donde la legislación permite la exención de impuestos para sociedades limitadas en manos de extranjeros no residentes, siempre y cuando no operen dentro del estado; las filiales de los «holdings» empresariales están exentas de impuestos, por lo que muchas corporaciones establecen su sede central en Delaware y sus filiales operativas en otros estados. Otros paraísos fiscales no sólo permiten esto, sino que albergan y dan cobijo a sociedades a través de las cuales se financian o se lava el dinero de organizaciones terroristas, y otras organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas, venta de armas, trata de seres humanos, etc., o sea, lo peor de lo peor. No debemos confundir unos y otros; en unos preguntan e investigan quiénes traen su dinero, y en otros no les importa de dónde provenga, ni el dolor humano que ha supuesto su obtención. De lo que no cabe duda es de que se debe luchar sin descanso frente a los segundos, y controlar a los primeros. Estados Unidos en uno de los países que más está luchando contra el lavado de dinero procedente de actividades criminales en el mundo, y por contra permite que uno de sus estados opere de esta forma. Por ello no debemos confundir todas las realidades existentes, y tratarlas de igual manera, porque ello dificultaría el debido consenso internacional requerido para luchar contra los paraísos fiscales y sobre todo, lo que es mas grave, contra el blanqueo de capitales procedentes de la la delincuencia. Santo Tomas de Aquino entendió la bondad de la propiedad privada, y decía que los bienes privados son más productivos porque las personas cuidan más lo propio, pero propuso desde un punto de vista moral que los cristianos no deben preocuparse de la existencia o inexistencia de bienes propios, sino mas bien de cómo usarlos.