Julián Redondo

El parto de los montes

La Razón
La RazónLa Razón

De l laberinto del fauno al parto de los montes, así ha transcurrido el frustrado fichaje de David de Gea por el Madrid. Quienes afirmaban que podía concretarse el traspaso del Manchester United al Real en el último suspiro no exageraban, pero se quedaron cortos porque la hora, incluso donde se conduce por la izquierda, tiene 60 minutos y el día, 24 horas. Les pilló el toro y la cogida es de doble trayectoria porque afecta a De Gea y a Keylor, protagonistas, uno voluntario y otro accidental, de una tragicomedia que a ambos ha postrado en la enfermería... mental, y a las entidades ha dejado a los pies de los caballos. Ahora bien, el itinerario veraniego del United que dirige Ed Woodward con Van Gaal en la sombra, según por donde salga el sol, es una concatenación de despropósitos y tiros errados. Ha fallado con Pedro, Otamendi y Ramos. Perseguía un central, tanteó a dos y ha adquirido un delantero, Martial, 19 años, por una barbaridad de millones.

Sin entrar en detalles y a rebufo de lo que publica la Prensa internacional, la imagen del Madrid ha sufrido un empellón a causa de unas negociaciones, estériles, que, como todas en el mercado, discurren en un tira y afloja interminable con el objetivo primordial de fichar lo más barato posible y de traspasar lo más caro que se pueda. Pero se paró el reloj y la operación se fue al carajo. La modificación de una cláusula en el contrato que Navas iba a firmar con el United retrasó tanto el convenio que se fastidió. De Gea está destrozado, pero acabará jugando en Old Trafford, porque es mejor que Romero, cobrará cinco millones netos por nada y mejorará su ficha del próximo año en el Madrid, que se ha ahorrado 30 «kilos». En cuanto a Keylor, va a parar donde quería.