Julián Redondo

El poder del dinero

El poder del dinero
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Sin España, se nos ha quedado el Mundial desnutrido. Tan elemental querido Watson como que después de seis años de vivir en la opulencia, de final en final hasta la victoria absoluta, el desengaño sólo podrá ser combatido parcialmente con algún partido ejemplar. No es lo que queríamos, pero como efecto placebo servirá. En el mientras tanto, nos alimentamos de esa especie de licantropía que, a la luz del día, sin crecimiento de orejas, pelo, uñas o colmillos, padece Luis Suárez (Luisito mártir para los uruguayos) y de las arbitrarias decisiones de la FIFA.

De un día para otro, los sesudos jueces de la Comisión de Disciplina han nombrado a Suárez «deportista non grato» y le han expulsado cuatro meses del fútbol y hasta 2015, por lo menos, no volverá a jugar con su selección ni podrá ver sus partidos en el estadio. Más que la rapidez en la aplicación de la ley, imprescindible en un Mundial, llama la atención el alcance de la sentencia y choca que con otras cuestiones más graves y de mayor trascendencia la FIFA remolonee.

Desde el pasado día 9, el «affaire Qatar» permanece en el limbo. Mohamed bin Hammam, en su papel de rey mago de Oriente Medio, repartió millones para comprar voluntades antes de que sus superiores balompédicos le inhabilitaran de por vida (2012).

Algo turbio apreciaron en el proceder del vicepresidente para echarlo. «The Sunday Times» ha denunciado que repartió 3,7 millones de euros entre una treintena de presidentes del fútbol africano para que influyeran a favor de la candidatura de Qatar para organizar el Mundial de 2022 a 50 grados de temperatura.

Ganó plaza el país con mayor renta per cápita del mundo. Blatter, el amo del fútbol, saca pecho con el futbolista, pero no se atreve a proponer otra votación frente al poder del dinero por si se lo parten. Valentón.