PSOE

En la inopia

La Razón
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Es esta del periodismo una profesión, muy divertida por cierto, en la que habitualmente te mueves con la sensación de que conoces mucho mejor que los que te rodean lo que se cuece y se trama. Contribuye a esa ilusión que te codeas ocasionalmente con los que supuestamente mandan en España y que la gente, incluso tus amigos, tiende a preguntarte, convencida de que tienes acceso a esa parte de la realidad que permanece oculta a los simples mortales. Pues bien: de un tiempo a esta parte ando en la inopia y convencido de que lo mismo les ocurre a mis doctos colegas. Todos pontificamos en las tertulias, todos soltamos teorías y engolamos mucho la voz, pero saber, lo que se dice saber lo que va a pasar en la política española, no lo sabe nadie. Ni siquiera los actores de la función, que es lo grave. A estas alturas de la película, ni Mariano Rajoy es capaz de predecir si tendremos terceras elecciones ni mucho menos Albert Rivera o Pablo Iglesias. Quizá, porque está en su mano, tenga una leve idea Pedro Sánchez, pero hasta que no agote su desquiciado intento de montar un Gobierno Frankenstein y meterse en La Moncloa abrazado a esos 44 grupos, partidas, bandas y facciones periféricas que cita con espanto el líder de Ciudadanos, no se aclarará. Superada esa fase en la que el personal, con tanta injusticia como escaso respeto, decía que nuestros políticos anteponían los intereses de sus partidos a los de España, Sánchez parece habernos metido en una en la que parece primar el afán personal sobre el del grupo. No se puede por tanto descartar nada y mucho menos ese apaño de PSOE, Podemos e independentistas, que algunos todavía consideran imposible.

No sé si han reparado en que en los casi 9 meses transcurridos desde el 20-D, hemos ido saltando de una teoría a otra, sin dar una en el blanco. Nos equivocamos cuando consideramos inevitable la investidura de Rajoy si era capaz de aglutinar a su alrededor 170 diputados. Fallamos cuando vaticinamos, ofuscados por ese tono clerical que adoptan sus dirigentes, que el PNV iba a contribuir a la gobernabilidad general. Y podemos meter la pata hasta el corvejón, si damos por supuesto que los barones socialistas se alzarán en el Comité Federal para parar los pies a su estrafalario secretario general, si este decide lanzarse a la piscina podemita y que salga el sol por Cartagena. De Zapatero a esta parte, ni el PSOE es lo que era ni el socialismo español tiene sentido común.