María José Navarro

Feas

El otro día, la otra noche, en la tele, de pronto, apareció Halle Berry. A ver, seguro que saben ¿no? quién es esta chica. Mujer. Mayor ya. Pero guapa. De la que los hombres dicen no parece tener la edad que tiene. Bien, la peli era muy graciosa, distinta, y sobre todo es de los hermanos Wachowski, a los que una guarda mucho cariño y devoción. El Atlas de las Nubes, por si les apetece. Una guarda a estos hermanos cariño por su talento y por Lana. Quizá algún día puedan dedicar un minuto a ver quién es Lana Wachowski. El caso es que Halle Berry salía en esa peli y en mi salón, de pronto, se escuchó lo siguiente: «Ahí se le nota un poquito la edad». En la escena, la actriz llevaba poco maquillaje y era notoria la curva hormonal de la barriga y alguna pata de gallo. La edad de Halle Berry es exactamente la mía. Pero yo soy de Albacete. No se si me explico. Así que, de pronto, me acordé de una tenista que se llama Taylor Townsend. Mide uno sesenta y cinco y pesa ochenta kilos. Y ha sido vetada por la federación americana por gorda. Lo que leen. Por gorda. Y esa misma federación se negó a pagarle viajes para competir. Pesa demasiado para ser una tenista de alta competición. Aunque ella anime a todas esas tenistas aficionadas que no están para faldita corta. Así que, contra viento y marea, y con algo de dieta obligada por las condiciones ha estado en Roland Garros. La ha descalificado Carla Suárez, que lleva el pelo corto. Muy corto. Ay, quizá demasiado. Qué cansino es esto de ser mujer, la verdad.