María José Navarro

Irene

La Razón
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Ya saben Vds. que el juez Pedraz ha admitido la querella de Dignidad y Justicia contra el concejal del Ayuntamiento de Madrid Guillermo Zapata por una serie de tuits de pésimo gusto, sin tacto y sin p*** gracia que se gastó el muchachote en su cuenta. Es verdad que el edil se paseó por todo aquel sitio donde le hicieron un hueco para pedir disculpas, pero la asociación que preside Daniel Portero lo consideró insuficiente y recurrió a la Justicia. Una de las personas sobre las que Zapata volcó su humor de «Los albóndigas en remojo» fue Irene Villa, que está dando una lección de saber estar, de elegancia y de sensatez atronadora. No ha sido sorpresa ninguna para los que conocen a Irene. Su vida, su felicidad, su plenitud, le permiten afrontarlo todo con calma, con la tranquilidad del que sabe que no se tiene la razón por elevar la voz, sino por mantenerla siempre bajita cuando el resto grita. Irene aceptó las disculpas y no le dio aprecio a lo que solo merece desprecio. Aún así, el próximo día siete de julio, Irene tendrá que ir a ver a Pedraz, muy a su pesar porque hubiera preferido pasar página y seguir su camino. Por lo visto, según cuentan, a estas cosas se puede acudir sin que nadie te dicte la declaración. Tengo entendido que se puede ir y responder lo que creas y consideres, le parezca bien, mal o regular a Daniel Portero, empeñado en que Irene lleve sobre sus espaldas una presión injusta y desproporcionada. «De ella depende que nos sigan insultando más si dice que no le humilló Zapata». Al suelo, que vienen los nuestros.