César Vidal

Las cenas que he perdido

La Razón
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Lo escribí el 29 de octubre de 2014 y lo publicó este periódico unos días después. Señalaba entonces que ya la primavera anterior me había referido a tres posibles escenarios. El primero era «que se cumplan los pronósticos de Montoro anunciados durante el debate de los presupuestos y que la economía crezca y salgamos realmente de la crisis. En ese caso, el PP podría revalidar su mayoría electoral y seguir gobernando». Apuntaba yo entonces que al ministro de Hacienda no le iban a salir las cuentas, sino que –como ha sucedido– la economía comenzaría a dar señales de estancamiento antes de llegar a las elecciones. Ante situación semejante y teniendo en cuenta la corrupción y Cataluña, afirmaba yo que «el PP no obtendrá una mayoría suficiente para gobernar», quedando entonces «dos opciones. La primera sería un gobierno del frente popular formado por un PSOE que, comprensiblemente, no acierta a despegar sumado a un crecido Podemos... La segunda alternativa ante una imposibilidad del PP para gobernar en solitario –tercera si se contempla el conjunto– sería un gobierno de gran coalición de los dos partidos mayoritarios». En otras palabras, o PSOE y PP llegaban a un gobierno de coalición o PSOE y Podemos gobernaban juntos. Concluía aquel artículo premonitorio con la siguiente frase: «Si la gran coalición no sale adelante... temo que sólo quedará esperar la llegada del frente popular». El crecimiento de Ciudadanos con posterioridad a aquel artículo abrió dos nuevas posibilidades y era la de que el partido naranja acabara apoyando al PP o, más previsiblemente, al PSOE capitaneado por Pedro Sánchez. Esa posibilidad parece haberse mostrado efímera. Soy sincero al decir que no me ha causado la menor alegría el acertar en mis previsiones. Efectivamente, Montoro erró estrepitosamente –lo que nos ha merecido agrias reconvenciones de Bruselas– y el resultado en las urnas

–con un Ciudadanos obteniendo peores resultados de los que se esperaba– sólo permite las dos opciones que ya apunté con nitidez hace más de un año. O se forja una gran coalición a la alemana o a la israelí que intente sacar a la nación definitivamente de la crisis y cierre cuestiones como las planteadas por nuestro pésimo modelo territorial o veremos la instalación de un nuevo frente popular con todas sus implicaciones de totalitarismo y miseria. Por mi parte, quizá debería reconsiderar mi resistencia cerrada a realizar apuestas. A diferencia de alguno que ha perdido hasta un jamón, yo podría haber ganado varias cenas.