Enrique López

Libertad para Leopoldo López

La Razón
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La petición de libertad para Leopoldo López y la corriente de apoyo que se está generando en España es algo más que una mera cadena de solidaridad. Los que no se sumen a esta corriente y los que le consideren un criminal sabrán por qué, mas en empresas como ésta es mejor no ir mal acompañado. El juicio al que se enfrentó Leopoldo, además de una farsa, es una ofensa a un mínimo sentimiento de justicia y al debido respeto al ejercicio del poder judicial en cualquier democracia. Que era un paripé determinado por el régimen político para mantener encarcelado a un líder de la oposición, al margen del reconocimiento de uno de los fiscales de la causa huido de Venezuela, ya era sabido con antelación. ¡El sufrimiento vital al que es sometido Leopoldo y su familia es inimaginable, y es de desear que pronto termine! Pero además de este sufrimiento, con el cual nos solidarizamos todos los que queremos hacerlo, resulta gravísimo que no se trate de un error judicial, como puede darse en cualquier democracia, sino de una burda utilización del sistema judicial para aniquilar al adversario político, al más puro estilo leninista o el mejorado estalinista, y todo por la supervivencia del régimen. Hace pocos días, el director de un medio de comunicación venezolano ha sido condenado a cuatro años de prisión por entender que informar sobre un caso de corrupción relacionado con una empresa pública, con un preso de por medio, es una difamación porque finalmente no fue condenado el concernido en el caso, argumentando el juez en su sentencia que cualquier medio de comunicación debe esperar la sentencia de un tribunal para poder informar sobre un caso de corrupción. No cabe mayor tropelía al derecho de libertad de expresión y al derecho de información. Es otro ejemplo mas del uso de los jueces para asegurar la perpetuación del poder, y pone de manifiesto la necesidad de un poder judicial independiente como un elemento esencial de un sistema democrático. El caso de Leopoldo López es la negación misma de la democracia como sistema político basado en la libre elección entre legítimas opciones políticas; la sentencia contra este periodista es una negación de la libertad de expresión y de prensa, tan importantes en una democracia. El régimen político venezolano ataca y socava la democracia utilizando las propias armas de la democracia, eso sí, trucadas; el poder judicial y los medios de comunicación. Por ello hay que entender la obsesión que en este tipo de regímenes y de los que los apoyan concita el control de las cúpulas del poder judicial y de los medios de comunicación, ya que con ello no hay que temer a las urnas. Pues, aun así, en Venezuela la sociedad ha dado una respuesta democrática que debería ser suficiente para arrumbar el actual régimen político. Cada día que pasa Leopoldo López en prisión, así como cada día en que se produzcan condenas como la del periodista David Natera Febres, constituye una razón más para solidarizarse con el pueblo venezolano y esperar que cuanto antes sea liberado de esta tiranía disimulada con tristes y vergonzosos tintes democráticos.