Real Madrid

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La Razón
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La pasada temporada el Real Madrid ganó 9-1 al Granada y Cristiano Ronaldo hizo cinco goles. Portentosa exhibición ofensiva frente a un equipo hecho papilla. Hoy vuelve el equipo nazarí al Santiago Bernabéu; lo entrena José Ramón Sandoval, que no se siente derrotado, que sabe cuáles son los puntos débiles del Real Madrid, que anuncia batalla, que no firma ni el empate. Aquellos antecedentes y las dos derrotas granadinas en los tres partidos de Liga consumidos auguran un oscuro porvenir al entusiasta técnico visitante en el coliseo blanco. Sin embargo, cree, confía, tiene fe. Seguro que le anima, le ampara y le impulsa el «milagro de Lille».

Veamos. Jugaba la España «ÑBA» con media docena de bajas en campo francés contra la selección anfitriona con su pléyade de estrellas, más de las que exhibió en el Mundial del pasado año en la capital madrileña, donde ganó contra pronóstico a la cuadrilla de Orenga. Una temporada después, otra confrontación entre estos vecinos que difícilmente se soportan desde antes del 2 de mayo de 1808. Rivalidad envuelta en rencillas; siempre alguna revancha pendiente, cuentas que saldar y, para la ocasión, el ejemplo de la selección que capitaneaba Amaya Valdemoro en Francia cuando se proclamó campeona de Europa, sólo hace dos años, ante las vecinas. Ellas lo hicieron. Ellos lo han repetido. Amaya, que apenas jugó unos minutos de aquella final, fue el coraje sobrenatural, la tensión, la pasión, el ímpetu y la esperanza desde el banquillo. Pau Gasol, inconmensurable, ha sido el espíritu de la superación, el señor de la guerra, el invencible, desde dentro. Ejemplo de ambición, el anotador en el momento oportuno, el reboteador en el instante crítico, el defensor insaciable y el atacante imparable. Gasol, la estrella de los Bulls de Chicago que enterraron prematuramente en Los Ángeles. Increíble, pero cierto.