Fernando Rayón

Miércoles de Pascua

La Razón
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Las vacaciones ejercen un poder balsámico sobre las personas. Ayudan a ver las cosas de otra manera y, sobre todo, a quitar trascendencia a lo que consideramos importante. En el caso de nuestros políticos, nada sabemos que nos confirme en una cosa u otra, pero los ecos que nos llegan de las llamadas telefónicas que han hecho desde sus retiros, la cosa tiene poco arreglo.

Pedro Sánchez se ha pasado sus días de vacaciones hablando con sus barones afines –cada vez menos– para intentar aplazar el congreso federal de mayo y que Susana Díaz no gane las elecciones a la Secretaría General del partido: su tumba política. La cosa comenzó en enero cuando algunas federaciones provinciales intentaron que se celebrara el congreso en febrero, pero el hábil Sánchez consiguió maniobrar desde la Secretaría General. Desde entonces, los tiempos se van acortando y el único argumento de sus afines es que, para esas fechas Sánchez podría ya tener una mayoría parlamentaria –cosa que difícilmente va a ocurrir– y que podría estar ya formando gobierno... Y, siguen argumentando que si no fuera así, estaríamos en vísperas de unas nuevas elecciones –campaña electoral incluida– en la que se haría visible el enfrentamiento entre Susana y Pedro.

Pero se olvidan los afines al actual secretario general, que ese enfrentamiento podría tornarse en imagen para Susana si gana las elecciones del partido, y podría presentarse a las generales con el marchamo de victoriosa nueva secretaria general.

Las fechas son las que son. Entre el 11 y el 14 de abril deberían presentarse los candidatos para que los militantes socialistas pudieran pronunciarse el 8 de mayo. Y claro, estas fechas pillan en medio de los planes de Sánchez ¿para qué? Pues para nada o sólo para evitar la presentación de Susana. Pero aquella maniobra de febrero no la quieren repetir los susanistas, y aunque hay presiones de los pedristas para que Sánchez aplace el congreso, los hay que piden cuanto antes un cara a cara y que se despeje de una vez el futuro.

¿Y del Gobierno español? De eso nada... Pedro Sánchez lleva meses convirtiendo su problema en el de España, pero como cada vez todo es más claro y él más débil, la entrevista de este miércoles de pascua promete ser el día más triste del secretario general. Nunca fue Sánchez más vulnerable. Y lo malo es que Pablo Iglesias lo sabe.