
Irene Villa
No matan
Una vez leí que «las sociedades creen regirse por la moralidad, pero se rigen por las leyes», y ciertas noticias descorazonadoras nos alertan de que hace falta un endurecimiento de las penas ante la nueva y cruel realidad de grabar agresiones, abusos, ridiculizar a los compañeros.... para después subirlo a una red social o conseguir muchas visitas en Youtube. Se trata de hacer daño y convertir el dolor ajeno en diversión y escarnio público. En lo que no reparan es en que ese daño moral es capaz de llevarse vidas cuando ni siquiera han empezado a vivir. Varios casos han sido muy conocidos a nivel mundial, como el del joven Matthew Burdette, quien a la edad de 14 años terminó con su vida por no poder soportar haber sido ciberacosado. Sus compañeros publicaron en las redes sociales un vídeo de él en el baño del colegio, donde al parecer se le veía masturbándose, y se convirtió en viral. Los padres denuncian que no se tomaran medidas ante el acoso que sufría continuamente su hijo. En Ohio otra adolescente de 15 años también se suicidaba tras ser violada y ciberacosada, dejando un mensaje: «Gracias por todo el dolor». Pero tristemente no hace falta que nos vayamos tan lejos, en Palma de Mallorca tres jóvenes han sido detenidos por golpear a una menor y difundir la paliza en vídeo, o el caso de la supuesta quíntuple agresión sexual en Málaga. Frente a esta ola de aberraciones grabadas y difundidas hay que actuar, porque aunque no matan, acaban con las ganas de vivir.
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