Ciudadanos

Pájaro en mano

La Razón
La RazónLa Razón

Una vez que el presidente del Gobierno ha dejado claro que sus planes no contemplan la convocatoria anticipada de elecciones, el punto de mira se ha puesto en la relación del ejecutivo socialista con el independentismo catalán.

El PNV ha iniciado estratégicamente un camino nuevo, pero cargado de las demandas de siempre. Los dirigentes más experimentados preven que el desgaste que sufrirá el Partido Socialista a manos de los nacionalismos catalán y vasco es seguro, de manera que los procesos autonómicos y municipales se saldarán en función de la situación política en ese momento.

Podemos, por su lado, vive un periodo más calmado, lejos del ojo del huracán de hace unas semanas. La situación que atravesaba la formación política antes de la moción de censura era de caída libre en las encuestas y de división interna.

En la calle Ferraz han llegado a la conclusión de que el Sr. Iglesias no recuperará el terreno perdido y que el PSOE crecerá en base a antiguos votantes que mudaran sus preferencias.

Es muy posible que si hubiese elecciones a la vuelta del verano eso fuese así. Sin embargo, la volatilidad electoral española es demasiado elevada como para hacer predicciones a medio o largo plazo, sobre todo, cuando el resto de los actores no son figurantes invitados, sino que reclaman el papel de protagonistas.

En este sentido, se está formando un nubarrón que viene a complicar aún más las posibilidades futuras del Sr. Sánchez. Es ilustrativa la entrevista realizada al Sr. Echenique que ha sido publicada en estos días.

La conclusión es que Podemos está neutralizando sus conflictos internos y que ha diseñado un plan en el tiempo que le permitirá llegar a las próximas elecciones en una buena situación.

Han realizado un análisis de las fortalezas y debilidades del gobierno socialista y creen que el saldo les puede favorecer si saben aprovecharlo. Repiten insistentemente que no hay en toda Europa un gobierno con menos base parlamentaria, que nunca lo ha habido en nuestro país y que con menos del 25% de diputados del Congreso es imposible gobernar.

Saben que el conflicto territorial va a absorber gran parte de las energías del Consejo de Ministros y que, para acabar la legislatura, el Sr. Sánchez necesita aprobar los próximos presupuestos.

La crisis podemista empezó en Cataluña, cuando tomaron una posición ambigua respecto al independentismo tanto en su defensa de un referéndum de autodeterminación como en la exigencia al PSOE de romper con Ciudadanos y pactar con los nacionalismos la investidura del Sr. Sánchez.

Algunos de sus votantes se enfriaron e, incluso hubo quienes les abandonó. Ahora parece que han aprendido de sus errores y dejan el avispero territorial en el tejado del gobierno para centrarse en el aumento de recursos en sanidad, educación y prestaciones sociales y aumento del techo de gasto en una política de enfrentamiento a Bruselas.

Es decir, nada que no hayan reivindicado previamente los socialistas, pero que no será tan fácil de ejecutar desde el gobierno con los presupuestos heredados del Partido Popular.

En la aprobación de los próximos presupuestos se producirá el punto de inflexión para atacar al ejecutivo y también será la prueba de fuego para Podemos que intentará comprobar si sigue teniendo predicamento en las calles y plazas. Dirán que quieren formar parte del gobierno, pero en realidad quieren acabar con el PSOE.

En la otra banda, el PP lo hace muy mal y el Sr. Rivera se ha convertido en un marciano. Ahora nadie quiere adelanto electoral, tampoco Ciudadanos. Todos saben que al único que le vendría bien es al PSOE. Sin embargo, los socialistas prefieren pájaro en mano, ya veremos quien se equivoca.