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La Razón
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El pasado sábado el Papa Francisco recibió en audiencia a Mahmud Abbas, presidente del Estado de Palestina. El hecho en sí no sería una gran noticia porque ya se han reunido seis veces. Pero poco después de su audiencia con el Pontífice, el anciano líder inauguró la sede de la Embajada de su país ante la Santa Sede, y eso sí que constituye una notable novedad.

La Embajada está situada a pocos metros del Vaticano y ha sido instalada en un apartamento propiedad de la Santa Sede y que goza, por lo tanto, de las garantías de extraterritorialidad. Culmina así un proceso que comenzó el 26 de junio del 2015 cuando se firmó el acuerdo global entre la Santa Sede y el estado de Palestina, que, como afirmó el Ministro de Asuntos Exteriores palestino Riad Al-Malki, «incluye un reconocimiento oficial de Palestina como Estado por parte de la Santa Sede». El acuerdo entró en vigor el 2 de enero del año pasado. Palestina es pues uno de los 182 estados del planeta que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede y uno de los 88 cuyas cancillerías tienen su sede en Roma. Con este paso se homologaba con Israel que desde hace más de veinte años dispone de una sede diplomática en la capital italiana.

En el discurso que pronunció Francisco ante los embajadores el pasado 9 de enero reanudó su «urgente llamamiento para que se reanude el diálogo entre israelíes y palestinos para que se alcance una solución estable y duradera que garantice la convivencia pacífica de dos estados dentro de fronteras reconocidas internacionalmente. Ningún conflicto ha de convertirse en un hábito del que parece que nadie se puede librar. Israelíes y palestinos necesitan la paz».

Después de su entrevista con Bergoglio, Abu Mazen –nombre oficial del presidente– dijo: «El Papa ha reconocido completamente a Palestina como un estado independiente; espero que otras países sigan el ejemplo de la Santa Sede». También advirtió de que si Trump consuma su idea de trasladar a Jerusalén la embajada norteamericana en Israel, Palestina tendría que reconsiderar «su reconocimiento de Israel, pero esperamos no tener que llegar a ese punto».