Iñaki Zaragüeta

Ya es ineludible

Al secretario general del PSPV no le ha podido salir mejor el desafío de primarias, abiertas a afiliados y simpatizantes, para elegir al candidato a la Presidencia de la Generalitat. Todas las lecturas le benefician a él y, también, a su partido. Voy a reflexionar sobre algunas.

Ximo Puig ha logrado acaparar la atención de su partido a nivel federal, el PSOE, por ser el precursor de un sistema que terminará imponiéndose en todas las regiones y en todas las formaciones. Un proceso, por cierto, que Antonio Asunción quiso instaurar en el socialismo valenciano, hace unos años, y se lo impidieron. A partir del domingo, será muy difícil que las organizaciones políticas eludan abrirse a la sociedad. Podrá perfeccionarse el método, pero no eliminarlo.

Este movimiento democrático, por su matiz popular, mejora la imagen del PSPV al conectarse con la ciudadanía al margen de su condición de militantes, con lo que supone de valentía y, por qué no, de progresismo. Un avance frente a otros. No sólo se ha sobrepuesto al temor al fracaso, sino que lo ha superado con victoria.

Asimismo, las cifras de participación sorprenden positivamente. Pocos esperaban que 50.000 valencianos no afiliados se apuntaran a participar en este pionero proceso. Si profundizamos, esta atracción refleja un partido en ascenso, con aspiraciones. Un éxito al que hay que sumar el del resultado, ya que acumular el 70 por ciento de los votos es todo un triunfo en un partido cuyas bases son más complicadas de controlar que las de otros. Son 135 años de historia.

Puig, además, está consiguiendo su objetivo de desmarcarse de la línea radical ofrecida por Compromís, lo que puede facilitarle algún segmento de votos del centro, precisamente el flujo que tradicionalmente ha decidido las elecciones en la Comunitat y en España. Cada día, su mensaje se concreta más en propuestas de Gobierno que en el extremismo. Ya se ha encargado en mostrar su preferencia por UPyD antes que por la coalición de Morera-Oltra. El tiempo dirá si es verdad o una pose.

Evidentemente, al PSPV le ayuda el momento descendente del PP, con su vía crucis judicial y la decepción por los recortes y ajustes, lo que ha provocado una gran frustración en sus votantes al ser aplicado un programa electoral diferente al que le dio la abultada mayoría absoluta.

Ahora bien, Puig y los suyos tienen ante sí otros desafíos que hasta ahora le han separado de la sociedad real, como, por ejemplo, el de solventar las dudas sobre las señas de identidad valencianas, especialmente la del idioma. Su compenetración con el catalán tiene sus cómplices, pero también demasiados detractores.

Finalmente, le resta el reto más difícil, tener la oportunidad de suceder al PP en la Presidencia de la Generalitat por la confianza que en él depositen los valencianos. Alguien dijo con acierto que la verdadera gloria no está en vencer, sino en convencer. El domingo venció a Gaspar, ahora le toca convencer. Así es la vida.