Insensateces

El coñazo

Oigan, cuídense un poquito. Pongan líneas. Pongan distancias. Pongan espacios libres. Pónganse guapos y disfrutones. Pónganse divinas y divertidas. No cedan ni un metro

Estamos en un fin de semana. He salido con algunos amigos. Algunos casados, otros con novios. Y una soltera, que soy servidora. La soltera mira con el interés de un entomólogo el baile ajeno. Cada uno de los emparejados tiene que, obligatoriamente, dar cuenta a su pareja de dónde está, con quién , por qué se demora en volver. Por qué no está ya en casa. Por qué no ha sentido la necesidad de regresar al hogar, a cambiar pañales, a ponerle la cena a los chicos. Por qué no puedo saludar a tus colegas. Por qué no puedo ir. Por qué has ido con ellos o ellas y no me llevas. ¿No es muy tarde para seguir con la comida? ¿Es que no piensas volver? Llámame, que mi tía está fatal. La tía está cada vez peor por la tarde. Ya veo que no te importa lo que pase con mi tía. Dicen que está fatal. Y tú, de juerga. Como que te la trae fresca. Y una o uno sigue ahí, tratando de poner buena cara, pero nervioso o nerviosa. Tensos. Y vuelve a sonar el pitido de mensaje. Y salimos fuera del bar. Hemos salido ya quince veces, llamando la atención de nuestros amigos. Hemos salido tantas veces que ya parece claro que tenemos un pollo con nuestra pareja. Y los colegas disimulan. Pero la cosa sigue. Hasta que el susodicho o susodicha regresa a la mesa. Y no está bien. Está agobiado. O agobiada. Y trata de tomarse la última copa aunque se esté divirtiendo. Pero piensa en que está al límite de su libertad. Y cada risa es un tumulto en su cabeza. Qué hago aquí. Debería estar en mi casa. No me merezco divertirme. Cuando acuda, al otro lado habrá un morro que se le podrán atar con una manta de Zamora. No sé si me compensa divertirme. No sé si esto es bueno. No sé si soy una buena mujer o un buen hombre. No sé si soy lo que dije que sería. No sé si, cuando vuelva, mi casa será una tormenta. Oigan, cuídense un poquito. Pongan líneas. Pongan distancias. Pongan espacios libres. Pónganse guapos y disfrutones. Pónganse divinas y divertidas. No cedan ni un metro. Que es muy triste contemplarlo.