Canela fina

El cumpleaños del Rey padre

«En su 86 cumpleaños, Juan Carlos I no sólo estuvo rodeado de familiares, colaboradores y amigos, sino de la inmensa mayoría del pueblo español»

Me ha llenado de satisfacción, la decisión de Juan Carlos I de celebrar su 86 cumpleaños rodeado por sus hijas, sus antiguos colaboradores y sus amigos más directos. Intentar normalizar una situación absurda demuestra la entereza del hombre que rigió los destinos de España durante cuarenta años; del monarca que recibió los poderes todos de la dictadura y a todos renunció para que pudiera establecerse en España una democracia pluralista plena, con especial recuerdo para su consejero Torcuato Fernández-Miranda y para su padre Juan III que mantuvo desde el exilio el objetivo sustancial de la Institución Monárquica: devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil.

Escuché decir a Sandro Pertini, presidente de la República Italiana, que, si en un contencioso internacional se necesitara un árbitro, todos los mandatarios estarían de acuerdo en nombrar a Juan Carlos I. Tal era el prestigio que, en favor de España, acumuló el Rey. Los historiadores más rigurosos coinciden en señalar el reinado de Juan Carlos I como uno de los cuatro grandes de la Historia de España junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III. Frente a esa realidad histórica incontrovertible algunos sectores de extrema izquierda se esfuerzan desde hace años en fragilizar la Corona con campañas desmesuradas tanto escritas como audiovisuales. Se han tropezado, por cierto, con la serenidad de Felipe VI que ha sabido mantener la neutralidad de la Monarquía en la vida nacional robusteciendo así el ejercicio del arbitraje y la moderación que el pueblo español, a través de la voluntad general libremente expresada, estableció en la Constitución como tarea esencial del Rey.

Y, por cierto: en la celebración de su 86 cumpleaños, Juan Carlos I no sólo ha estado rodeado de familiares, colaboradores y amigos. También de la inmensa mayoría de las españolas y los españoles, agradecidos todos al hombre que devolvió a España la libertad y el Estado de Derecho. Conviene recordar, por otra parte, frente a tanto despropósito, que el fiscal suizo de izquierda radical, Yves Bertossa, escudriñó 32 años de la actividad de Juan Carlos I y sentenció que no había encontrado ni un indicio de delito. Y lo mismo Dolores Delgado, la fiscal de extrema izquierda, que analizó ocho años sin inviolabilidad de la vida de Juan Carlos I.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.