
Editorial
Degradación alevosa del parlamentarismo
Sufrimos una democracia demediada. Empobrecida. Con los terroristas pisando las instituciones y sus víctimas excluidas. El Parlamento no puede ser atrezo ni comparsa
Esta semana hemos asistido abochornados a otra de esas escenas que demuestran que la única política del sanchismo es conservar el poder a toda costa sin que nada ni nadie pueda entrometerse en el objetivo que lo justifica todo. Mohamed Houli Chemlal, el único superviviente de la célula terrorista yihadista que dejó 16 muertos y más de 300 heridos en los atentados de la Rambla de Barcelona y del paseo marítimo de Cambrils en agosto de 2017, prestó testimonio en la comisión de investigación sobre aquellos crímenes en el Congreso. Lo hizo a instancias del independentismo que lo utilizó como testigo de cargo en la teoría de la conspiración que sostiene que el imán Abdelbaki Es Satty contó con la colaboración de los servicios secretos españoles. Por supuesto, el asesino no aportó prueba alguna en línea con sus patrocinadores que, como es de sobra conocido, no buscan la verdad, sino dañar a la España constitucional y de paso a los españoles. Pero el caso en cuestión que nos interesa abordar no pone el foco en lo que haga o deje de hacer Junts o ERC, sino en que el Gobierno y el PSOE hayan sido cómplices de esta indignidad. En ninguna estado de derecho que ampare a sus ciudadanos, privilegie a las víctimas y se desempeñe con honestidad e integridad es posible que un terrorista condenado a 40 años por una acción salvaje con 16 muertos profane la sede de la soberanía nacional, la casa de todos los españoles, con el único propósito de lanzar bulos y desinformación contra el Estado. ¿Desde cuándo un yihadista con las manos manchadas de sangre de inocentes es elevado a fuente de autoridad acerca de asunto alguno? Francina Armengol, presidenta del Congreso, es el brazo ejecutor de la operación de cancelación del parlamentarismo y del Legislativo emprendida por el sanchismo. Y es directamente responsable de esa imagen cargada de indignidad y desvergüenza, que bastaría por sí sola para que la tercera autoridad del Estado se marchara a su casa con todo el deshonor posible. No lo hará porque jamás soñó que una trayectoria sombría y cuestionable durante la pandemia, amén de su reconocido sectarismo y arbitrariedad en Baleares, resultará encima recompensada con tal magistratura. Conviene no pecar de ingenuos. Armengol es una marioneta, como todos en el gobierno y en el PSOE. La degradación del Congreso, con la censura "amordazante" a la oposición, el manoseo de los debates y la manipulación de los diarios y del Reglamento, el rodillo en suma como estrategia, responde a la ambición de poder absoluto de Moncloa. En ese marco cabe también el boicot al Senado. Sufrimos una democracia demediada. Empobrecida. Con los terroristas pisando las instituciones y sus víctimas excluidas. El Parlamento no puede ser atrezo ni comparsa. En él reside la soberanía nacional. Si no se lo respeta, tampoco se respeta al pueblo. Seguimos confiando en que un día Sánchez responda por todo ello.
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