Apuntes

De delincuentes extranjeros y otros populismos

Todo lo que no sea aplicar la ley vigente, se parece mucho a la xenofobia y el racismo

Cuando los populistas «pata negra», esos que asientan sus posaderas en los escaños de la izquierda cuqui nacionalista, se apuntan a la carroña de la delincuencia de los inmigrantes hay que atarse lo machos y ponerse serios porque de ahí a la demolición de barrios enteros, el veto a las reagrupaciones familiares y un código penal de autor para los musulmanes no hay más que un par de pasos, que son los que les faltan a los chicos de la Orriols para dejar como pardillos a los de Junts y compañía. Traigo estas anotaciones a propósito del informe de la Policía vasca, es decir, de la Consejería de Seguridad del gobierno autónomo, que creo que es de conjunción social-nacionalista, sobre la nacionalidad de los presuntos delincuentes detenidos en la región y que no aporta sorpresa alguna con respecto a los datos que suele facilitar Interior sobre la composición de la población carcelaria española. Es un hecho la sobrerrepresentación delincuencial de magrebíes y otros africanos en relación con el porcentaje de población; también, la mayor incidencia de estas personas en los delitos de carácter sexual, en el registro de tráfico de estupefacientes y en los asaltos con violencia e intimidación. Asimismo, son el País Vasco y Cataluña, que primaron este tipo de inmigración sobre la iberoamericana castellano parlante, las que más directamente se ven afectadas por el problema -también Andalucía y Madrid, por razón de número- y, en consecuencia, donde los naturales expresan mayor inquietud, hasta el punto de convertir la seguridad ciudadana en uno de los factores determinantes de unas elecciones. Constatado el hecho de que unas gentes en desarraigo, que presentan por razones culturales y religiosas una más que problemática relación con las libertades sexuales, especialmente, con las de las mujeres occidentales, y a quienes se pretende segregar/adormecer socialmente con las políticas de subsidios y paguitas varias, son más propensos a saltarse el código penal que otros grupos sociales, por ejemplo, los cargos públicos de ERC y Junts o los representantes de la burguesía vasca asentada en Las Arenas, vayamos al meollo. Empecemos por los medios de comunicación españoles que, al contrario de los centroeuropeos, como los alemanes, nunca han mantenido un pacto de silencio con las autoridades gubernamentales para silenciar la incidencia delictiva de los extranjeros, hasta que una oleada de asaltos sexuales callejeros, desde la impunidad asumida de sus autores, acabó con el encantamiento socialdemócrata. Sigamos por la bendición de unas Fuerzas de Seguridad, en las que hay que incluir a las policías locales, que no se arrugan cuando hay que dar la cara frente a unos tipos que, cuando llegan, toman por debilidad, cobardía o estupidez el exquisito respeto a los derechos individuales y la normativa de los agentes actuantes. Es decir, confunden la profesionalidad de una policía democrática con jauja, hasta que la acumulación de condenas les explica la realidad de la vida. Por último, pero no menos importante, agradecer a los últimos gobiernos, especialmente a los socialistas, que no hayan sido capaces de construir viviendas sociales, obligando a los inmigrantes a buscarse la vida como al resto de los jóvenes españoles lo que, además de evitar guetos, contribuye mucho a la integración. Nada une más que despotricar del gobierno. Hay delincuencia extranjera, claro. Se les aplica la ley, también. Lo demás, se parece mucho a la xenofobia y el racismo.