Barcelona

Arrimadas debe tomar la iniciativa

La Razón
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Dada la confusión en la que se ha instalado la política en Cataluña, es hora de empezar a plantear soluciones claras a una situación de bloqueo que puede eternizarse. El escenario es el siguiente: mientras el Gobierno gestiona los asuntos diarios de la Generalitat en aplicación del 155, los independentistas elucubran con un imposible presidente en el «exilio» que despacharía a diario con emisarios telemáticos llegados del Palau. En la reunión de la Mesa y de la Junta de Portavoces del Parlament celebrada ayer debía haberse presentado un informe de los letrados de Cámara sobre si el plazo de dos meses para investir al presidente de la Generalitat empezó a correr el pasado día 30, cuando se aplazó el pleno de investidura, o si, por contra, al no celebrarse éste el reloj no se puso en marcha. En todo caso, el proceso está paralizado, al parecer por la complejidad del tema, según ha admitido el letrado mayor. El objetivo de aquel aplazamiento no fue otro que favorecer de nuevo un gobierno independentista, sea con un presidente en Bruselas o en Barcelona. Si, además, la última ocurrencia de Puigdemont es cambiar la ley 17/2008 por la que se regula la elección, el estatuto personal y las atribuciones del presidente de la Generalitat para crear un llamado Consell de la República con sede en Bruselas, todo indica que por fuerza el bloqueo continuará sin visos de solución. Por lo tanto, hay que desbloquear la situación con las herramientas legales disponibles, dado, además, que los letrados del Parlament se inclinarán muy probablemente por que la cuenta atrás para que se celebren nuevas elecciones no ha empezado. Por una lado, está la opción de un recurso contra la Mesa del Parlament para que se incluya como prueba el informe del Consejo de Estado dictado en 2003 autorizando a la Asamblea de Madrid a repetir las elecciones sin haberse realizado previamente. «El intento frustrado de formalizar la propuesta de un candidato equivale a la primera votación de investidura en la que el candidato no hubiera obtenido la confianza». Además abría la puerta para romper el bloqueo institucional e instaba a «impulsar las actuaciones dirigidas a intentar la propuesta de un candidato que, con razonable fundamento, pueda llegar a ser elegido presidente». Por lo tanto, el presidente del Parlament, Roger Torrent, debe abrir una nueva ronda de contactos con los grupos parlamentarios y proponer un nuevo candidato. Llegados a este punto, es obligación de la cabeza de lista de Cs, Inés Arrimadas, en tanto que partido más votado, dar un paso y optar por la investidura. Sabemos que el independentismo está en una pelea por controlar la Generalitat, que Puigdemont quiere la presidencia a toda costa, que no es una pretensión simbólica, sino ejecutiva y que ERC necesita el poder para recomponer sus posiciones y conseguir la hegemonía dentro del bloque separatista. Esta situación sólo puede superarse si Cs opta a lo que es legítimo: optar a la presidencia, lo que numéricamente no conseguiría, pero permitiría que el reloj se pusiera en marcha. Celebrada la primera votación, el Parlament tiene un margen de dos meses para elegir presidente. El último escenario es repetir las elecciones como resultado de que después de dos meses de la primera votación de investidura, la legislatura queda disuelta automáticamente y Mariano Rajoy podría convoca elecciones de forma inmediata, que deben tener lugar entre cuarenta y sesenta días después de la convocatoria. Hasta después del verano, Cataluña estaría paralizada. Sólo el 155 mantiene las constantes de la Generalitat.