Sin Perdón

Los flirteos del PSOE con los enemigos de España

«Los que defendían que la amnistía era inconstitucional ahora le encuentran todas las virtudes»

La izquierda política y mediática tiene como eje principal de su actuación establecer un cordón sanitario al PP por sus acuerdos con Vox. Es bueno recordar que una gran parte de los dirigentes de este partido, encabezados por Abascal, y sus votantes provienen, precisamente, del PP. Nada que ver con los fenómenos de la ultraderecha europea. Los incumplimientos de los populares favorecieron la irrupción de Vox, aunque su fuerza comienza a menguar. No es equiparable al lepenismo francés o los movimientos surgidos en Holanda, Alemania o los países del Este. Es cierto que la propaganda de la izquierda ha sido muy efectiva para que su electorado se crea las mentiras y las exageraciones. La fuerte sensibilidad izquierdista de los periodistas y los agitadores del mundo cultural ha sido un aliado inestimable en esta estrategia diseñada por el PSOE y en su momento por Podemos. Mientras se blanqueaba a comunistas, antisistema, independentistas y bilduetarras se establecía un muro destinado a impedir que el centro derecha pudiera gobernar en España. Fue un fracaso en las autonómicas y municipales, pero la estrategia del Grupo de Puebla fue eficaz para que Sánchez se mantuviera en el Gobierno.

Por ello, se mueve la consigna de que «el problema del PP de flirtear con la ultraderecha es que acabas pensando como ella», aunque es bueno recordar que el problema del PSOE de flirtear con los comunistas, los bilduetarras y los independentistas es que acaba pensando como ellos. Es lo que está sucediendo. Los que defendían que la amnistía era inconstitucional ahora le encuentran todas las virtudes e incluso acabarán defendiendo que se incorpore al Código Penal un artículo que permita su aplicación automática ante cualquier rebelión independentistas y la vulneración del ordenamiento constitucional. Los que se hubieran escandalizado con que se negociara la gobernabilidad en Suiza, ahora defienden que es un signo de normalidad. Los que defendían la independencia de los jueces ahora quieren que sean controlados por los nuevos tribunales populares de las comisiones parlamentarias impuestas por ERC y Junts. Los que condenaban los atentados de ETA ahora se abrazan con los antiguos dirigentes de su aparato político y militar.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)