Bonus Track

Gasolina

Los idealistas que llegan al poder administrativo, en general se estrellan contra la realidad

Realpolitik es la política pragmática: lo que cabe hacer, que engloba todo eso que sí se puede realizar. Realpolitik es una visión práctica y razonable de la política. Todos sabemos que una cosa es lo que se dice y otra lo que, ciertamente, se puede hacer en política. Como en todo en la vida, por otra parte. Los idealistas que llegan al poder administrativo, en general se estrellan contra la realidad, y una vez aterrizados en lo tangible, en lo que hay ni más ni menos, se acomodan con sustantivo sentido de la utilidad y hacen lo que pueden. Así ha venido sucediendo en los países democráticos, excepto en esas ocasiones que hemos podido constatar en que los extremistas –menos propensos a aceptar la realidad, que siempre es lo opuesto al ideal– se han lanzado con furia a escalar hasta los cielos, armados con el piolet que supuestamente otorgan las urnas. Unas veces, se han hocicado en el intento, aterrizando en la realidad, que es el duro suelo de la vida política. Otras, han agredido a esa realidad y, en consecuencia, también a quienes les habían proporcionado el poder a través de la confianza ciudadana que suponen los votos recibidos, para atacar a una evidencia que nos les gustaba, agradaba o convenía. Cuanto más idealistas («creyentes», los llamo yo) son los gobernantes, más cerca se encuentran del extremismo pues la hermosa palabra ‘ideal’ (la utopía: ‘el no lugar’, la isla de lo imposible…), en verdad puede ser una aspiración política escalofriante, como ha demostrado la historia. Sí, la realpolitik obliga a los gobernantes a acomodarse a las circunstancias. Pero otra cosa es dar ejemplo: guardar las formas. Y viendo a nuestros representantes patrios y europeos haciéndose fotos cariñosas, la ciudadana se pregunta, estupefacta: «Pero, ¿en qué quedamos?, ¿somos feministas, ecoverdementas y resilientes…, o le cantamos a Delcy Rodríguez, eximida (más que eximia) representante de la Venezuela bolivariana y madurista, eso que pregonaba Daddy Yankee: ‘Zúmbale mambo, pa’ que mis gatas prendan los motore’. A ella le gusta la gasolina, ¡dame más gasolinaaa!’…?»