Canela fina
Jaime Alfonsín
«Jaime Alfonsín, en una etapa especialmente difícil, ha contribuido de forma decisiva a mantener la neutralidad política de la Monarquía parlamentaria»
En las Monarquías parlamentarias europeas, también en las Repúblicas, la soberanía nacional reside en el pueblo y las leyes derivan de la voluntad general libremente expresada. Al Jefe del Estado, en ambos regímenes, le corresponde el arbitraje y la moderación entre Instituciones. En las Repúblicas, la decisión del presidente es a veces cuestionada porque, elegido por un partido político, su neutralidad resulta muchas veces cuestionable. En las Monarquías, el Jefe del Estado no depende de una elección, representa el sufragio universal de los siglos, y puede actuar con la independencia que le otorga no depender de una elección partidista. Esa neutralidad es lo que otorga a las Monarquías estabilidad e independencia.
Los enemigos de la Corona en España llevan varios años atizando campañas antimonárquicas con la esperanza de que Felipe VI caiga en la trampa y embista la muleta tendida, sacando a la Monarquía de su mayor cualidad: la neutralidad. Jaime Alfonsín, al servicio del pueblo español y del Rey, ha desempeñado la Jefatura de la Casa con eficacia en una época especialmente áspera. Son muchos los artículos que se han dedicado a elogiar su gestión, entre otros, de forma destacada, el que escribió el director de La Razón, en esta página.
Hombre sereno y ecuánime, moderado y sagaz, Jaime Alfonsín ha puesto su capacidad de trabajo y su intachable lealtad al servicio de la Corona. En una primera etapa supo potenciar la actividad del Príncipe de Asturias. Una vez Don Felipe se convirtió en Rey puso su experiencia sabia y su capacidad de trabajo a las órdenes del nuevo Monarca. El balance de su gestión resulta abrumadoramente positivo y yo, que soy el único consejero del Consejo Privado de Juan III que permanece vivo, puedo afirmar que la objetividad exige calificar de sobresaliente la gestión de Jaime Alfonsín. Contra viento y marea, ha contribuido a mantener la neutralidad de la Corona.
Le sucede Camilo Villarino. Tiene la fortuna de que Felipe VI es un Rey responsable, de que Doña Letizia es una Reina impecable, de que la Princesa de Asturias se ha ganado el favor del pueblo y la Infanta Sofía sigue el mismo camino. Villarino deberá esforzarse porque la Monarquía conserve la neutralidad y España siga encontrándose entre las naciones políticamente más libres del mundo, socialmente más justas, económicamente más desarrolladas, culturalmente más progresistas.
Luis María Anson, de la Real Academia Española.
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