La situación
La larga escucha
Al final, si alguien está en una esquina del tablero político es por una decisión de los votantes
Yolanda Díaz ha terminado su escucha. Durante meses, ha recorrido el país para realizar con plenitud su proceso auditivo, y ya falta poco (2 de abril) para que haya oído todo lo que quiere decirle el espacioalaizquierdadelPSOE, que es como ahora llaman a la extrema izquierda de toda la vida. Será porque suena mejor a lo oídos de quien está a la escucha.
Ese «espacio» es relativamente reducido y a Díaz se le queda pequeño: «el proyecto de Sumar no va a estar en la esquina de un tablero». Y, sin embargo, electoralmente hace tiempo que tocó techo y rebotó. Podemos, la marca a la que la vicepresidenta pretende sustituir y eliminar, alcanzó su zénit en las elecciones de 2015, cuando merodeó los 70 escaños. Desde entonces, ha sufrido un proceso menguante: ha perdido votos en todas las elecciones, sean generales, municipales o autonómicas. Y, si todo es como parece a estas alturas de marzo, en las urnas de mayo ocurrirá otro tanto.
Al final, si alguien está en una esquina del tablero político es por una decisión de los votantes, por muy altas que sean las aspiraciones de quien se presenta. Y, quizá por eso, Yolanda Díaz ha decidido no comparecer en la cita del 28 de mayo. Si hay que sufrir una debacle electoral, mejor que se la dé Podemos a que se la dé Sumar, mientras ella finaliza su escucha. El problema es que no solo sufra Podemos: también pueden tener sus propios padecimientos otras marcas satélites, que giran alrededor de Sumar.
En noviembre de 2021, Yolanda Díaz inició su periplo hacia el liderazgo del «espacio», protagonizando un acto en Valencia con Mónica Oltra, Mónica García y Ada Colau. Desde entonces, Colau ha lidiado con una incómoda imputación, Mónica Oltra tuvo que dimitir en medio del escándalo por el caso del supuesto abuso de su exmarido a una niña tutelada, y Mónica García intenta desesperadamente seguir a flote después de haber exigido dimisiones de otros por recibir el bono social y no dimitir ella misma cuando se descubre que también lo recibe. El «espacio» es problemático.
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