Aunque moleste

Leonor y la España que viene

Los socios ausentes de la ceremonia de hoy quieren obligar a Sánchez a rebasar la Constitución

La Monarquía española es la única donde el heredero/a debe jurar la Constitución con la mayoría de edad, primero, y al acceder al trono, después. Así lo hizo Felipe VI y lo hará hoy la Princesa Leonor en un acto que simboliza la subordinación de la Corona al pueblo soberano representado por el Parlamento. No es la española una Monarquía absolutista, como algunas árabes o asiáticas, sino que está indisolublemente unida a la Constitución, por el doble juramento de la misma que está obligado/a a realizar quien ha de ocupar la Jefatura del Estado. Una Monarquía parlamentaria y democrática. Obviedad que conviene subrayar ante el hecho de que representantes de siete formaciones con diputados electos (BNG, Bildu, ERC, Junts, PNV, Podemos y Sumar) no estarán presentes en la ceremonia de hoy. Ausencia que da que pensar, puesto que el rechazo a la Monarquía es también el rechazo a la Constitución que la consagra. Asunto no menor, si tenemos en cuenta que todos esos grupos son aliados de Pedro Sánchez.

Y no es menor porque sabemos con certeza que tales partidos tienen el objetivo prioritario de zafarse de la Constitución propugnando un régimen que consagre la desigualdad entre los territorios, la plurinacionalidad y someter a consulta el modelo de Estado. Nada nuevo con relación a lo que esas formaciones planteaban hace años, si no fuese por el hecho de que hoy sostienen y condicionan la gobernabilidad del país. El ejemplo más próximo es la amnistía, que supone desigualdad entre territorios y también entre españoles. Sólo serán amnistiados los delitos cometidos por determinados políticos de una comunidad autónoma. El resto de los delitos de otros españoles, no. Aunque el problema no es sólo la amnistía. Ya lo fueron la derogación de la sedición y el abaratamiento de la malversación, y lo serán en el futuro aquellos planteamientos que los secesionistas estimen necesarios para seguir apoyando al líder socialista.

El presidente en funciones ha aclarado, con una sinceridad que sorprende, que concederá la amnistía porque es lo que le permite seguir en la Moncloa. Es lo que ha venido a reconocer al afirmar que “esta medida es la condición para que pueda haber un gobierno de progreso”, dijo en el Comité Federal. Luego en el futuro, para continuar en el poder, accederá igual a otros planteamientos de sus socios separatistas y antisistema. Conclusión más que evidente. ¿Qué le pedirán? Lo que le piden ya es obviar la Constitución. Cambiarla no es legal ni posible sin el PP. Obviarla sí. La manera de hacerlo, sin modificar una sola una coma del texto del 78, es a través del Tribunal Constitucional, controlado por una mayoría 7 a 4 a favor del Gobierno, que dirá que no vulnera la Carta Magna no sólo la amnistía sino, por qué no, rebajar la mayoría para renovar el CGPJ, el carácter “nacional” de algunas autonomías o admitir como legales consultas regionales no vinculantes.

La amnistía era inconstitucional hasta que, por interés personal, va a dejar de serlo en breve. Lo consagrará el TC. E igual ocurrirá con lo demás, cuando llegue el momento.

Los asociados de Sánchez marcan el camino de la España que viene. Y esos aliados quieren saltarse la Constitución que va a jurar hoy Leonor de Borbón.