
Eleuteria
México y Colombia, con la tiranía chavista
Cuando el dictador es de izquierdas, los políticos de izquierdas prefieren anteponer intereses ideológicos a la defensa de la democracia y de los derechos humanos
El pasado 29 de julio, el dictador venezolano Nicolás Maduro sufrió una contundente derrota en las elecciones presidenciales frente a Edmundo González. Lejos de acatar pacíficamente el veredicto popular, la oligarquía chavista se niega a ceder el poder y recurre a toda clase de artimañas para perpetuarse en el Palacio de Miraflores. La prueba más escandalosa de su derrota es que, cinco meses después de haberse proclamado vencedores a los diversos candidatos, el Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue sin publicar las actas y resultados desagregados, tal como exige la propia ley electoral chavista. Esas actas, en poder de los testigos de mesa, son muy difíciles de falsificar y reflejan la derrota irrebatible del chavismo.
Ante esta situación, el régimen ha optado por ritualizar su golpe de Estado con la toma de posesión de Maduro el próximo 10 de enero. La propaganda oficialista sigue repitiendo que el chavismo triunfó. Sin embargo, sin publicar las actas, toda proclamación es pura propaganda legitimadora del régimen: propaganda a la que, por desgracia, se han sumado otros gobiernos alineados con la tiranía de izquierdas venezolana, a saber, México y Colombia.
Es verdad que los gobiernos de México y Colombia se comprometieron inicialmente a no reconocer la victoria de Maduro sin la publicación de las actas. No obstante, tanto Claudia Sheinbaum como Gustavo Petro han acabado claudicando. De momento, ya han confirmado que enviarán, al menos, a sus embajadores a la ceremonia del 10 de enero, concediéndole a Maduro una legitimación que contradice su discurso de aparente defensa de la democracia. Pero es que Petro, presidente de Colombia, incluso ha admitido estar valorando su asistencia personal, pese a que su propio ministro de Exteriores mantiene que sin actas no puede haber reconocimiento (en sus propias palabras: «El presidente Petro está invitado y ésa será una decisión que él tomará y comunicará en su debido tiempo. Yo me mantengo en que, si no hay actas, no hay reconocimiento. Si no hay reconocimiento, no debe haber asistencia a ese acto de posesión»).
Esta actitud evidencia una cruda realidad: cuando el dictador es de izquierdas, los políticos de izquierdas prefieren anteponer intereses ideológicos a la defensa de la democracia y de los derechos humanos. En lugar de apoyar la voz mayoritaria de los venezolanos (que, según las actas que sí ha publicado la oposición, decantaron contundentemente la victoria hacia Edmundo González), tratan de tender puentes con la tiranía bolivariana. Se trata de una traición que los ciudadanos de Venezuela no deberían olvidar cuando el chavismo caiga como, a buen seguro, terminará cayendo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Guerra comercial