Opinión

El niño que decidió a Pío XII a proclamar el Dogma

Ayer se celebró la solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos

Ayer se celebró la solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos, pero menos conocido es un hecho que influyó decisivamente para que el Papa Pío XII se decidiera a proclamarlo como verdad de fe «Divinamente revelada» el 1 de noviembre de 1950. Desde su elección en 1939 el Papa tenía el deseo de definir ese Dogma mariano para lo que había efectuado una amplia consulta al respecto entre todos los cardenales, patriarcas, arzobispos etc., obteniendo una respuesta claramente favorable con la reserva de algunos prelados de la iglesia de Alemania. Esperaba algún signo que le confirmara en la decisión que deseaba proclamar, y el instrumento del Cielo fue un niño, Gilles Bouhours. Desde su nacimiento, el día de la fiesta de la Medalla Milagrosa 27 de noviembre de 1944, su vida estuvo rodeada de hechos que reflejaban a una criatura «tocada por Dios». Con apenas un año estuvo diagnosticado de meningitis y encefalitis que por entonces era sinónimo de muerte, pero una religiosa de las Hermanitas de los pobres le dio a sus padres una estampa de Sta. Teresita del Niño Jesús para colocarla bajo su almohada, pidiéndole a la santa su curación. Al tercer día el pequeño Gilles estaba curado de manera «inexplicada» según los médicos. Poco después empezó a tener una atracción por la oración y la penitencia impropia de su temprana edad, acompañado de revelaciones de la misma Virgen María, la primera de las cuales, registrada el 30 de septiembre de 1947. El 13 de diciembre de 1948 , Gilles, recién cumplidos 5 años, comunicó a su papá que la Virgen le había dado un «secreto» para comunicárselo personalmente a Pío XII. Es comprensible que su padre le pidiera más información antes de acometer el traslado aludiendo al coste del viaje a Roma. Su pequeño Gilles le dirá que Ella le había comunicado que sabía que él «tenía dinero suficiente para pagar el viaje, y que de lo demás no se preocupara». Finalmente irían a Roma para una audiencia con el Papa, alojados gratuitamente en un colegio romano, Pío XII le recibió a solas el 1 de Mayo de 1950, y Gilles le comunicó que «la Virgen María no murió; subió al Cielo en cuerpo y alma». Pío XII, conmocionado, vio en ese mensaje el signo que esperaba para definir el Dogma, lo que haría seis meses después. El 24 de febrero de 1960, Gilles, con 15 años, enfermó sin que los médicos supieran dar un diagnóstico. Recibió la extremaunción, y tras confesarse y comulgar, falleció. Su biógrafo, el escritor y profesor francés Alain Guiot, espera «sea reconocida su santidad».