Canela fina

¿Permitieron que se asesinara a Carrero?

«Arias Navarro estaba al tanto del atentado contra Carrero. No lo cortó porque pretendía “capturar íntegro al comando de ETA”»

En el último franquismo, falangistas y tecnócratas se enzarzaron en una feroz lucha por el poder. Encabezados por López Rodó, los tecnócratas derrotaron a los falangistas. El dictador Franco nombró a Carrero Blanco presidente del Gobierno, a Don Juan Carlos sucesor a título de Rey, y a los lópeces, ministros.

El 20-XII-1973, hace ahora 50 años, ETA asesinó a Carrero. Al día siguiente acudí a la tertulia secreta de los viernes en casa de Sáinz Rodríguez. Allí estaban el cardenal Tarancón, el sacerdote Martín Descalzo, Jesús Aguirre, que ya no era cura y tampoco todavía duque de Alba, y el conde de Montarco.

-Es inverosímil que la Segunda Bis, con Kissinger en Madrid

-afirmó Pedro Sáinz- no estuviera enterada de lo que se preparaba. Está claro que Arias Navarro ha permitido que el atentado fuera adelante.

-Eso es demasiado fuerte, Don Pedro -aventuró el cardenal.

-Habrá pretextado ante su círculo que era necesario detener el comando al completo. A partir de hoy, la vida de Don Juanito estará en peligro. Y no será un atentado, sino un accidente de automóvil, helicóptero, esquí… El asesinato de Carrero significa el regreso de Falange. Franquito eliminará a los ministros juancarlistas y nombrará presidente a Arias.

-Eso es imposible -argumentó Tarancón- el ministro de la Gobernación es el responsable de la seguridad del presidente del Gobierno. Franco nombrará a Fernández-Miranda que ya está en funciones.

- Franquito está gagá y en el Pardo manda Doña Carmen y sobre todo Villaverde. Harán presidente a Arias y en dos o tres años asistiremos al accidente que terminará con Don Juanito.

-Pero a Franco le sería más fácil nombrar a Alfonso Dampierre.

-No conoce usted a Franquito. Se considera Dios, uno y trino. No se equivoca nunca. No desmontará a Don Juanito. Si el Príncipe muere, quedará un apestado, Don Juan, y un niño, Felipe, cuando la Ley de Sucesión exige treinta años para ocupar la Jefatura del Estado. Alfonso de Borbón Dampierre se ha casado con la nieta de Franquito, la Falange le apoya, Doña Carmen y Villaverde están encantados con él.

Durante dos años, Don Pedro se mantuvo en zozobra, todos los días, esperando el accidente que nunca llegó, tal vez porque él se equivocó, quizá porque Franco enfermó y el Príncipe actuó con serenidad y acierto. Y tras la muerte del dictador, el Rey, bien aconsejado por Fernández-Miranda, estableció una democracia pluralista plena, de la que todavía disfrutamos.